Editorial

El futuro golpea a la puerta

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Imagen foto_00000001o es nada menos que asombrosa la forma en que este año ha lanzado de bruces a Chile —y a este diario—frente a muchos de los desafíos de la cuarta revolución industrial: ciberseguridad y protección de datos; expansión del e-commerce y de los emprendimientos tecnológicos en general; tributación de plataformas digitales y boleta electrónica obligatoria. Todos estos son temas que han ocupado nuestras portadas y sido objeto de intenso debate en la agenda pública nacional.

Si a lo anterior agregamos nuevos retos de orden no estrictamente tecnológico —como el fenómeno migratorio o el envejecimiento de la población, por mencionar sólo dos—, es obvio que Chile ya ha entrado de lleno en lo que, con mucha razón, ha sido descrito como un "cambio de época". Muy pronto, además, los acelerados avances en automatización de procesos, robótica e inteligencia artificial nos plantearán enormes desafíos en ámbitos como la educación, el trabajo, la salud o, incluso, la gobernanza y la política.

Es cosa de ver las noticias. La seguidilla de ataques informáticos contra distintas entidades bancarias desde mayo pasado ha puesto a la ciberseguridad y a la protección de los datos personales al centro del debate. Nuestro titular de ayer dio cuenta de cómo el comercio electrónico está impulsando cuantiosas inversiones en bodegas y centros de distribución, y hace sólo una semana contamos cómo una gigante multinacional (Walmart) adquirió una innovadora empresa chilena (Cornershop). Por último, la reforma tributaria del gobierno no habría estado completa sin abordar el complejo tema de los impuestos a las plataformas digitales, algo tan novedoso para ellas como para el SII.

Aunque parezca contraintuitivo, las protagonistas de esta revolución no son las tecnologías ni las máquinas, sino las personas. Ya sea como individuos, como sociedad civil, como empresas o como instituciones públicas, son las personas quienes impulsan estos cambios y viven las consecuencias. Como país, debemos entender que no hay mejor momento para enfrentar el futuro que cuando éste golpea a la puerta. Ese momento es ahora.

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