El reto de la inflación
Un aumento dentro de lo esperado registró el Índice de Precios al Consumidor (IPC) durante septiembre, según lo informado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Acorde con las expectativas del mercado, el alza alcanzó a 0,4% respecto de agosto, influida en gran parte por bienes asociados a las Fiestas Patrias, como los alimentos -incluyendo algunos especialmente sensibles para la población, como el pan-, además de productos y servicios relacionados con la recreación. Lo inquietante, sin embargo -aunque estaba dentro de lo previsto-, fue corroborar la aceleración inflacionaria, con un IPC anual que escaló de 4% a 4,4%.
Tal evolución se condice con el énfasis que primó en el último Informe de Política Monetaria (IPoM) –publicado a comienzos de septiembre-, donde el Banco Central advirtió sobre la persistencia de la inflación subyacente, aquella que deriva del comportamiento de los servicios y dista de los cambios de precios de productos más volátiles. Se trata de un escenario que refleja lo desafiante que se ha vuelto acercar el IPC a la meta de 3%, objetivo que se espera alcanzar recién en la segunda mitad del próximo año.
En este contexto, se entiende la cautela de la entidad autónoma, que tras reducir la Tasa de Política Monetaria en julio a 4,75% ha optado por esperar nueva información antes de continuar con los recortes. Probablemente, para el organismo no es menor que en 2025 se completen cinco años con un cierre de precios internos por encima del objetivo.
Lo clave, en esta lógica, es tener presente la trayectoria de los precios en el país y las causas del brusco aumento que llevó la inflación hasta 14% en 2022, y el necesario ajuste posterior.
Con una mirada más serena, es evidente que la fiesta de demanda que gatillaron los retiros de fondos previsionales tuvo un costo elevado, no solo porque deterioró el mercado de capitales, sino también porque el mayor gasto elevó los precios internos, lo que al final del día resintió hasta la actualidad el bolsillo de los sectores vulnerables.
De cara al futuro, es esencial comprender que la estabilización de los precios sigue siendo una tarea inconclusa, que exige prioridad en un año marcado por las elecciones presidenciales y parlamentarias de fin de año. ¿La razón? El papel que desempeñarán las nuevas autoridades en lo que representa otro elemento importante para efectos del comportamiento de la inflación: la disciplina fiscal.
La conducta del sector público -su capacidad de contener el gasto y sostener un marco fiscal prudente- es crucial para acompañar la labor del Banco Central en su tarea de mantener un nivel de precios acotado, un activo de alto valor para la ciudadanía y más aún cuando se ha tendido a perder.