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Editorial

Fragilidad de las cuentas públicas

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 11 de noviembre de 2025 a las 04:00 hrs.

La severidad de las advertencias del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) sobre la fragilidad de las cuentas públicas sigue escalando. En su último informe, el organismo no solo sostuvo que las “causales extraordinarias” invocadas por Hacienda para modificar las metas de balance estructural (BE) de este año y el próximo son insuficientes, sino que insistir en ellas abre espacios a la discrecionalidad y al debilitamiento de la confianza en la regla fiscal. La acumulación de desvíos, sumada a la fijación de objetivos menos exigentes ha elevado, así, el riesgo de superar el nivel prudente de deuda de 45% del PIB, mientras los esfuerzos de convergencia se trasladan al próximo Gobierno.

A través del Decreto Supremo N° 542, del 10 de octubre, la cartera modificó las metas de BE desde -1,1% a -1,6% del PIB para 2025 y desde -0,5% a -1,1% del Producto para 2026. Pero aun así no se cumplirán, pues la Dirección de Presupuestos (Dipres) ya proyectó un déficit estructural de -2,2% del Producto para este año.

La acumulación de desvíos de la meta fiscal, sumada a la fijación de objetivos menos exigentes ha elevado el riesgo de superar el nivel prudente de deuda.

Hacienda justificó los objetivos menos exigentes en que las proyecciones de ingresos se desviaron por errores metodológicos y en que cumplir la meta original implicaría un ajuste del gasto “de magnitud inédita”, junto a riesgos de prociclicidad e incertidumbre internacional. A juicio del CFA, ninguno de los argumentos es extraordinario y, por el contrario, sostiene que el problema se origina en “los errores de proyección” de la autoridad económica. De hecho, en agosto del año pasado, el organismo ya había advertido una sobrestimación de ingresos de 1,3% del PIB, la más alta desde la crisis de 2008-2009.

Las correcciones de proyecciones no debiesen constituir por sí mismas un fundamento extraordinario para el cambio de metas, más considerando que no se trata de un escenario nuevo: en 2024 el déficit llegó a 3,3% del PIB, por sobre el la meta de 1,9% del Producto, lo que en esa ocasión también fue advertido por diversos expertos.

Ante este panorama, el riesgo de fondo es la credibilidad en las metas fiscales. Si no existen criterios claros respecto de qué se entiende por “otras causales extraordinarias”, se abre espacio a la discrecionalidad y se debilita la regla fiscal, que fue lo que, precisamente, buscó fortalecer la normativa al perfeccionar la regla de balance estructural, introduciendo una regla dual, un ancla de deuda de mediano plazo y cláusulas de escape ante eventos extraordinarios y transitorios.

Las simulaciones del Consejo reflejan que, si se mantiene un déficit estructural de 1,1% más allá de 2026, la deuda podría superar el umbral en 2028, lo que haría necesario retomar una senda de consolidación más exigente y avanzar hacia el equilibrio estructural hacia 2030. En su anterior informe, el CFA ya había alertado sobre un “cuadro de estrés fiscal prolongado”, marcado por déficits estructurales persistentes, un gasto corriente que crece por sobre lo previsto y una deuda pública que se aproxima a su nivel prudente de 45% del PIB.

En un escenario de cambio de ciclo político, y con una regla fiscal que ha perdido fuerza como referencia creíble, será tarea del próximo gobierno reconstruir la legitimidad del marco fiscal, asegurando criterios estables, exigibles y técnicamente fundados.

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