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Editorial

Los desafíos de Grau

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 27 de agosto de 2025 a las 04:00 hrs.

La inesperada renuncia de Mario Marcel al Misterio de Hacienda fue tanto sorpresiva, como motivo de inquietud para los mercados. Más allá de las dificultades que enfrentó en el cumplimiento de las metas fiscales, su gestión representó una garantía de compromiso con la sostenibilidad de las cuentas públicas, en un contexto en que, prácticamente sin excepción desde el retorno a la democracia, la jefatura de la cartera ha estado reservada para economistas de reconocidas credenciales técnicas y políticas, indispensables para contener las presiones de gasto y resguardar la solvencia fiscal, el principal activo nacional en materia de riesgo país.

El desempeño del nuevo ministro estará marcado por el control del gasto en los meses que restan.

Aun cuando se ha acumulado más de una década de déficit, el diferencial de tasas de los bonos soberanos frente a EEUU se ha mantenido entre los más bajos de los mercados emergentes. Asimismo, pese al deterioro de las cuentas fiscales, los inversionistas han preservado la confianza en la disciplina macroeconómica de Chile, lo que se traduce en condiciones favorables de financiamiento tanto para el Estado como para empresas y hogares, que acceden a crédito a costos inferiores a los de otros países comparables.

El reemplazo de Marcel era una tarea compleja y desde esa perspectiva, el Presidente Gabriel Boric asumió un riesgo al designar como sucesor a Nicolás Grau, hasta entonces ministro de Economía, cuyo desempeño combina aciertos, como la aprobación de la Ley de Permisos Sectoriales, con controversias como la tramitación de la ley de fraccionamiento pesquero. Carece, sin embargo, de la experiencia y trayectoria de la gran mayoría de ministros que han encabezado la cartera.

El cierre de la ejecución presupuestaria en un año electoral, marcado por lo general por crecientes demandas de gasto, junto con la tramitación de la Ley de Presupuestos 2026, serán las tareas más exigentes que enfrentará el nuevo titular de Hacienda, en un marco donde los seis meses que le restan al Ejecutivo no ofrecen espacio para aprendizaje. Sobre lo primero, las presiones ya explícitas del Partido Comunista, en el que milita la candidata presidencial del oficialismo, elevan las expectativas respecto de si el nuevo ministro tendrá la fuerza y la convicción para mantener la contención de las finanzas públicas. Más aún si se considera que, con su nombramiento y la permanencia de Javiera Martínez en la Dipres, el Frente Amplio -cuya tradición no ha estado asociada a la prudencia fiscal- asume el control directo de la agenda del Gobierno en aspectos sociales, políticos y económicos.

El Informe de Finanzas Públicas del segundo trimestre ya corrigió la meta de déficit ajustado por ciclo de 1,1% del PIB a 1,8%. La prueba sobre el desempeño del ministro Grau en esta nueva tarea será efectivamente cumplir esa meta, lo que significa mantener un control estricto sobre el gasto en los meses que restan. Más allá de la cifra puntual, lo que está en juego es la señal política de que el Gobierno entregará las cuentas fiscales dentro de los parámetros que él mismo se ha fijado, reforzando la credibilidad institucional en materia de responsabilidad fiscal.

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