Proyección del modelo exportador
La reciente gira presidencial a Asia junto a una misión empresarial, que tuvo como eje la cumbre de APEC en Corea del Sur, dejó resultados positivos. No solo porque el mandatario chileno fue el único jefe de Estado latinoamericano presente en la cita, sino porque se confirmó al país como anfitrión del Foro en 2032. Ambas instancias reafirman la vigencia del modelo de desarrollo abierto y exportador que ha sustentado el crecimiento económico nacional durante tres décadas, en abierto contraste con propuestas como las que inicialmente plantearon sectores de la candidatura presidencial del oficialismo.
Existe una clara inserción de Chile en mercados exigentes y competitivos como los de APEC, con los que el país intercambia el 67% de su comercio. Las exportaciones a Asia-Pacífico explicaron en 2024 cerca del 75% del total de ventas al exterior; sin embargo, más de la mitad corresponde a cobre. Esta solidez exportadora, aunque significativa, revela también una concentración estructural que obliga a mirar más allá de la mera presencia en foros multilaterales. El desafío es traducir esa inserción en oportunidades para atraer inversión, desarrollar proyectos estratégicos y diversificar la matriz productiva, de manera de impulsar una nueva etapa de crecimiento basada en innovación, valor agregado y sostenibilidad.
Durante la cumbre, Chile sostuvo una activa agenda bilateral con Corea en innovación, tecnología e inversiones, en la que se invitó a empresarios de ese país a participar en los “motores del crecimiento” nacional: el litio, los nuevos energéticos y las tecnologías resilientes frente al cambio climático. En Japón y Filipinas, las conversaciones siguieron la misma línea, centradas en cooperación científica, energías renovables y comercio marítimo, ampliando los espacios de colaboración en cadenas de valor de alta complejidad.
Acertó el mandatario al defender el libre comercio y la resolución institucional de los diferendos comerciales y geopolíticos. Sin embargo, volvió a cometer un error de forma al aludir directamente al Presidente de Estados Unidos, pues ese tipo de declaraciones erosionan vínculos con un socio clave, en un momento en que el mundo enfrenta crecientes tentaciones proteccionistas. La defensa del libre comercio se ejerce, ante todo, mediante políticas que faciliten la inversión, reduzcan la burocracia interna y fortalezcan la competitividad del país en los mercados internacionales.
Con todo, es alentador que en buena parte del mundo político y empresarial exista un consenso nítido respecto de qué modelo de crecimiento puede llevar a Chile a una nueva etapa de desarrollo: una economía abierta, competitiva y exportadora, que amplíe sus vínculos con socios estratégicos y busque nuevos mercados y sectores. Las ironías de la política hacen que las ideas que hoy defiende el Gobierno no sean plenamente compartidas por quienes de entre sus filas aspiran a sucederlo.
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