Editorial

Tras elecciones, Brasil vuelve a mirar la inflación

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Tras una pausa en las últimas tres reuniones, el Banco Central de Brasil retomó el miércoles sorpresivamente las alzas de tasas, elevando los tipos en un cuarto de punto a 11,25%. La medida llevó a los analistas a elevar sus proyecciones para los tipos a 12% para fines de 2015, desde el 11% que pronosticaban previamente.
La decisión, que no había sido anticipada por los expertos, refleja en gran medida un elemento político. Entre abril de 2013 y marzo de 2014, la autoridad monetaria aplicó nueve incrementos en la tasa, preocupado por las crecientes presiones inflacionarias, pero a medida que el aumento en el costo del dinero actuaba como un freno al consumo, las relaciones con el gobierno comenzaron a tensarse. En un país donde el banco central carece de autonomía, y en medio de una disputada campaña electoral, el criterio político se impuso. Dilma Rousseff fue explícita en señalar que, como funcionario no electo, el presidente del banco central debe subordinar el manejo monetario.
Ahora, a pocos días de su triunfo, la mandataria está reconociendo la amenaza inflacionaria que durante la contienda insistía en negar y, como premio a su lealtad, el presidente del banco central mantendría su cargo.

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