Martin N. Baily Pål Erik Sjåtil
Hace cinco años, Europa Central y del Este eran el escenario de una de las historias de crecimiento más impresionantes del mundo. El crecimiento anual de su PIB era cercano a 5%, a escasa distancia del chino y el indio. La inversión directa extranjera llovía sobre Bulgaria, Croacia, la República Checa, Hungría, Polonia, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia, a un ritmo superior a los
US$ 40 mil millones anuales.
Uno de cada seis automóviles vendidos en la gran Europa era exportado desde fábricas en la región. Pero ha tenido problemas para recuperar su impulso desde la crisis financiera mundial y la posterior recesión. Las tasas de crecimiento económico han caído a menos de un tercio de sus valores previos a la crisis. La inversión extranjera directa (IED), que se desplomó 75% de 2008 a 2009, solo se ha recuperado parcialmente.
De hecho, parece que la región ha desaparecido del radar de los negocios y los inversores globales. Sin embargo nuestra nueva investigación ha descubierto que los atributos que tornaron tan atractiva a la región se mantienen intactos. El crecimiento y la IED aún están deprimidos pero, en general, la región ha capeado la crisis y se encuentra en una situación relativamente buena.
Pero Europa Central y del Este puede crear un nuevo modelo que para nosotros le permitiría regresar a tasas de crecimiento del PIB del 4-5%. Este modelo tiene tres componentes principales: ampliar y mejorar las exportaciones; aumentar la productividad en sectores donde es débil; y reactivar la IED mientras se desarrollan formas para que las economías de la región financien más de su propio crecimiento a través de un aumento del ahorro interno.
Una oportunidad promisoria reside en los servicios intensivos en conocimiento. Liderada por Polonia, la región es un sitio cada vez más importante para la tercerización y la deslocalización del trabajo. Su sector de tercerización está creciendo el doble de rápido que el de India.
Pero podría haber todavía mayores probabilidades crecimiento si se consideran dos tendencias asiáticas: el aumento de los costos salariales y la creciente preocupación entre los clientes occidentales de tercerizaciones sobre la persistencia de problemas culturales e idiomáticos.
Europa Central y del Este está bien ubicada para beneficiarse por estas tendencias, dadas sus sólidas habilidades idiomáticas y familiaridad cultural con clientes europeos y norteamericanos. La región también está varios husos horarios más próxima a los clientes europeos y estadounidenses que las empresas asiáticas.
Varios sectores también están maduros para mejorar su productividad. En la construcción, que es un sector altamente informal, la productividad es 31% menor que en la UE-15. La productividad también es baja en la agricultura, debido al predominio de pequeñas granjas que no se han mecanizado mucho. Abrir el sector agrícola a la inversión extranjera ayudaría a aumentar el tamaño promedio de las granjas y a introducir métodos más modernos.
Los sectores “de redes”, como los servicios eléctricos y ferroviarios, han sido privatizados parcialmente en la mayor parte de la región. Abrirlos más a la competencia y los incentivos al mercado ayudaría a aumentar su productividad.
Para reducir la dependencia del endeudamiento para el consumo y los caprichos de la entrada de IED, las tasas de ahorro interno de la región deben aumentar una vez que la demanda se recupere. Una reforma jubilatoria y un mayor desarrollo de los mercados financieros también ayudarían.
Implementar los componentes de este modelo de crecimiento para Europa Central y del Este requerirá más reformas para facilitar los negocios y fortalecer la protección de los inversores. Las economías de la región también deben invertir significativamente más en infraestructura y ocuparse de los efectos del envejecimiento, que podrían restar 0,7% a las tasas anuales de crecimiento durante la próxima década. Una forma de aumentar la participación de la fuerza de trabajo a niveles similares a los de la UE-15 y evitar que se disparen los coeficientes de dependencia sería lograr que ingresen más mujeres a la fuerza laboral.
Europa Central y del Este inevitablemente se encontrará en el centro de la atención mundial este año. El 25 aniversario de la caída de la Cortina de Hierro y el 10 aniversario del ingreso a la UE de la República Checa, Hungría, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia brindan una oportunidad para que la región muestre sus avances durante el último cuarto de siglo. Pero hacer realidad el considerable potencial de éxito de la región requerirá un nuevo enfoque del crecimiento.
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