Resistencia inflacionaria sin freno monetario
ALFREDO COUTIÑO Director para América Latina en Moody’s Analytics
Tal y como se anticipaba, la inflación general de Chile repuntó por encima del límite superior del 4% en septiembre, afectada por aumentos de precios y efectos de base desfavorables. Sin embargo, la inflación “supercore” sigue estando sometida a presiones de demanda sobre los precios clave. Esto no es una sorpresa, ya que la demanda interna está funcionando sin freno monetario en un entorno de liquidez monetaria aún presente en la economía.
En septiembre, la inflación general registró un repunte y se alejó del techo de 4%, para situarse en 4,4%. Este rebote inflacionario fue impulsado tanto por el efecto base desfavorable como por un incremento mensual de precios superior al promedio mensual de los últimos dos años, lo que llevó a la tasa de crecimiento anual a superar el umbral del 4%. La inflación “supercore” (sin volátiles) se ha movido hacia el 4% en los últimos cuatro meses, ya que los precios subyacentes aún enfrentan presiones de demanda en un entorno de condiciones monetarias neutrales. El exceso de demanda no se ha eliminado por completo, como lo demuestran los datos de las cuentas nacionales.
“Persiste la preocupación sobre la convergencia de la inflación al objetivo, particularmente ante la ausencia de una restricción monetaria. Esto implica que la demanda interna se beneficia de la postura monetaria relajada”.
Además, los precios de los bienes no transables siguen enfrentando ciertas presiones, especialmente en servicios como salud, restaurantes y alojamiento, que reflejan de manera más precisa las condiciones de la demanda. Persiste la preocupación sobre la convergencia de la inflación al objetivo, particularmente ante la ausencia de una restricción monetaria. Esto implica que la demanda interna se beneficia de la postura monetaria relajada a través de mejores condiciones de costos y disponibilidad de crédito. Esto también se observa en la demanda de productos básicos, incluidos alimentos y bebidas. Por lo tanto, el riesgo de que la inflación se mantenga por encima del objetivo durante más tiempo y de un posible repunte sigue latente, impulsado por el exceso persistente de demanda interna.
Por su parte, la economía chilena continúa moviéndose en territorio positivo y a velocidad consistente con su capacidad productiva. Desde finales del año pasado, las condiciones monetarias dejaron de ser restrictivas, ya que la TPM real ex-ante alcanzó el límite superior de la neutralidad, haciendo que la brecha de tasas reales se haya vuelto ligeramente negativa desde entonces. Sin embargo, dado que la inflación aún se encuentra por encima del objetivo, sobre todo la inflación estructural (sin precios volátiles), la convergencia hacia la meta del 3% tomará algo más de tiempo, lo cual no se espera que ocurra en 2026. Este año, las condiciones monetarias permanecerán ligeramente por debajo de la frontera de neutralidad, y se harán más neutrales en 2026 ya que el banco tiene intenciones de recortar la TPM algo más.
Con una inflación muy por encima del objetivo y con condiciones monetarias neutrales, el exceso de demanda interna no se eliminará como tampoco las presiones sobre precios subyacentes, por lo que el emisor central corre el riesgo de enfrentarse a una reversión súbita del relajamiento monetario en caso de que se presente un choque externo inesperado que amenace la estabilidad financiera de Chile.