A las 11 AM se espera que comience la segunda jornada del avión SuperTanker en el país, con el que se busca contener los focos de incendio que se propagan en el centro sur del territorio.
Según Dieter Linneberg, representante de Global SuperTanker, de no haber problemas de coordinación ni imprevistos, es posible que se puedan hacer unos siete circuitos, los que abarcan desde cargar combustible y agua, junto con definir la ruta, hasta realizar las descargas y volver al aeropuerto de Santiago.
Hasta el momento, con los recursos donados por Lucy Ana Avilés, señora de uno de los herederos del imperio Walmart, esta especie de aeronave aljibe, que cuenta con una capacidad de 72.000 litros de agua y que puede volar hasta a 10 metros de altura, podría operar unos cinco días más. Después de eso, nada es seguro.
"Ahora tenemos que salir a buscar apoyo en el sector privado, porque nos encontramos ante un megaincendio. Hay que seguir luchando, se necesita una alianza público privada porque en estos casos el Estado no puede hacerlo todo", señala el ejecutivo, quien destaca que, pese a todo, lo positivo es que la emergencia logró unir a los chilenos.
"Hizo que los pueblos afectados tengan esperanzas de que van a poder superar esto, además que dio un golpe anímico a los bomberos y brigadistas, que están realmente reventados de tanto trabajar, y que ven pasar a este pájaro a tan baja altura, que les ha dado más fuerzas para superar esta crisis", comenta.
¿Ayuda? No, gracias
Han sido varias las versiones que han circulado respecto de cuándo podría haber llegado el SuperTanker a territorio nacional. Y pese a que intenta evitar el tema, Linneberg reconoce que tuvo que tocar varias puertas antes de que conseguir los permisos y recursos para traer a la aeronave.
"El avión podría haber llegado al menos hace una semana, o incluso antes, porque llevamos semanas con este proyecto. Cuando comenzamos los trámites, existía la sensación de que estos aviones no iban a funcionar...no le creían a esta tecnología. Y no hubo caso. Había una falta de conocimiento de que esta tecnología era realmente efectiva. Entonces se negaban, por parte de Conaf y el ministerio de Agricultura, a probar siquiera la opción. Y si había que gastar recursos, menos posibilidades aún", dice.
Pero decidieron insistir. Y luego de las negativas a recibir la ayuda, finalmente lograron llegar a las personas abiertas a ver esta opción.
"Cuando pude tocar las puertas me facilitaron la vida, como el ministro del Interior y el de Defensa, todo fue muy rápido. Quizás di algunos palos de ciego, no le puedo echar la culpa a las autoridades...Interior me apoyó mucho, en un día tuvimos los permisos ya sacados", comenta.
Al buscar financiamiento, Linneberg señala que en el sector privado se demoró una mañana en lograr los recursos. "La familia Walton entregó los recursos necesarios –ya que ellos habían visto su efectividad en un incendio que afectó a uno de sus campos-, y logramos que las autoridades accedieran", dice.
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