Editorial
Por: Equipo DF
Publicado: Martes 24 de mayo de 2011 a las 05:00 hrs.
China ha tenido por décadas una política diplomática de buena vecindad hacia el sudeste de Asia y más allá, pero su auge militar parece contraponerse a su doctrina de coexistencia pacífica. Si bien líderes en viajes al exterior han recalcado la necesidad de buenas relaciones, una rivalidad creciente por recursos y falta de transparencia en asuntos de defensa han creado tensiones y desconfianzas, no lazos más estrechos. La brecha creciente ha sido reconocida por el Ejército de Liberación Popular, que ha lanzado una campaña para aliviar preocupaciones. Para que el esfuerzo tenga significado, las sonrisas y apretones de manos tendrán que ser respaldados por más que mera retórica.
Es una música diferente, algo en lo que el ELP no ha tenido un buen historial cuando se trata de vecinos suspicaces. Tras más de una década de crecimiento de dos dígitos en el gasto militar y la revelación de submarinos y aviones cada vez mejores, hay una carrera armamentista en marcha. Las relaciones con EEUU recién han vuelto a enrielarse tras la visita del presidente Hu Jintao a Washington en enero. El esfuerzo ha sido respaldado con una gira de una semana de la primera delegación de alto nivel del ELP en siete años, encabezada por el general Chen Bingde.
El viaje de Chen llega tras una serie de visitas a países del Sudeste Asiático en los seis últimos meses por altos funcionarios militares: Vietnam, Filipinas, Singapur e Indonesia han estado en sus agendas. Hubo cumplidos y compromisos de trabajar más de cerca. Es lo que debería esperarse de una nación con poder y aspiraciones crecientes. El esfuerzo del ELP por mostrar una cara más positiva es un evento prometedor. Sólo a través de una discusión franca China podría comenzar a aplacar las preocupaciones de la región y de EEUU. Más contacto y cooperación militar, como a través de ejercicios conjuntos, ayudarán a la comprensión. Pero ser un buen vecino también implica ser abierto y transparente. Las tensiones no se aliviarán de modo sustancial hasta que Beijing demuestre que sus intenciones son por el bien común.