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Columnista

Liderar desde el rol y no desde el cargo

Por Carolina Ocaranza, abogada senior de Antofagasta Minerals #SoyPromociona

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 24 de octubre de 2025 a las 10:00 hrs.

Liderar desde el rol, no desde el cargo, es una idea que, aunque sencilla, tiene el poder de transformarnos, primero a nosotros mismos, pero también puede llegar a transformar equipos, organizaciones y comunidades enteras.

A menudo se confunde el liderazgo con la autoridad formal, con ese título que tenemos escrito en la puerta de nuestra oficina o en la firma de nuestro email. Sin embargo, el liderazgo genuino no depende de un cargo, sino de la capacidad de influir, de inspirar, o de movilizar desde el lugar en el que cada uno de nosotros se encuentra.

Liderar desde el rol significa comprender que cada uno, sin importar la posición jerárquica que tengamos, es protagonista en la construcción de una cultura de colaboración, de respeto y de excelencia. Es entender que el liderazgo se ejerce en nuestros entornos, en el trato cotidiano, en la escucha sensible, en la voluntad de aprender y también en la generosidad de compartir el conocimiento.

Entender lo anterior implica realizar el ejercicio constante de conocernos a nosotros mismos, de aprender a mirarnos y a reconocernos, a reconocer al o la líder que llevamos dentro, a sacar nuestro máximo potencial, para así convencernos de que somos los protagonistas de nuestro propio desarrollo y que en ningún caso cuando lideramos desde el rol significa la renuncia a una promoción o cargo.

Liderar desde el rol se trata de tomar la iniciativa desde el lugar que ocupamos, de asumir la responsabilidad de ser agentes de cambio, de inspirar con el ejemplo y de actuar con integridad.

Trabajar en nosotros mismos, en sacar ese máximo potencial, nos llevará a aportar a la transformación en nuestros equipos, a hacerlos más diversos, más creativos y resilientes. Porque el liderazgo compartido multiplica capacidades, impulsa la toma de decisiones y fortalece el sentido de pertenencia.

Debemos mirar nuestro rol con nuevos ojos, esos que nos permitan descubrir que, en nuestro entorno, y en lo más cotidiano, reside la posibilidad de ejercer un liderazgo transformador. Porque liderar no es un asunto de jerarquía, sino de compromiso; no es esperar a ser llamados, sino que atrevernos a tomar la palabra y la acción.

Recordemos que los grandes cambios no siempre comienzan desde las cúpulas, sino desde la convicción de quienes, sin importar el cargo, decidieron liderar desde su rol y hacer la diferencia. Les dejo esa invitación.

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