Por Michael Stothard
Para muchos políticos conservadores, la próspera Noruega es el modelo para que Reino Unido prospere fuera de la UE. El país escandinavo disfruta de todas las ventajas del libre comercio dentro de Europa sin ser parte del bloque político.
Los votantes noruegos han rechazado en dos oportunidades su ingreso a la UE, pero al mismo tiempo tienen acceso al mercado común a través del Área Económica Europea (EEA, por su sigla en inglés), que incluye a otros outsiders como Islandia y Liechtenstein.
No todos los noruegos piensan que el modelo deba ser imitado. Un reciente reporte del gobierno dice que la membrecía a la EEA ha convertido a Noruega en un “miembro de facto de la UE” debido a todas las regulaciones que igual debe obedecer. Tras 20 años en el grupo de comercio, Noruega ha incorporado casi 75% de todas las leyes de la UE.
Una de las razones por las que los noruegos se oponen a entrar a la UE es la preocupación por la soberanía de las reservas de petróleo en el Mar del Norte. Pero, el año pasado se reveló que Bruselas impuso cambios a Noruega en la forma en que regula al sector.
La mayor diferencia con ser un miembro pleno, señala el reporte, es el “déficit democrático” que surge del hecho de que Noruega no tiene un asiento en la mesa de la UE, y no puede influir sobre las reglas que les imponen. La situación de Noruega es frecuentemente calificada como una “democracia de fax” porque Bruselas simplemente le faxea las nuevas directivas que debe seguir.
Muchos en Noruega argumentan que se debe abandonar la EEA y firmar un acuerdo bilateral de comercio con Bruselas como el de Suiza. “Existe un creciente sentimiento de que la EEA se está llevando nuestra soberanía”, dice Heming Olaussen, jefe del grupo “No to EU“, quien predice que, aunque el gobierno sigue comprometido con la EEA, esto podría cambiar en el futuro. El apoyo al ingreso a la UE se encuentra en un mínimo con 75% en contra y cada vez más noruegos rechazan la EEA.
Charles Grant, director del Centro para la Reforma Europea, dice que el modelo suizo probablemente sea más atractivo para los euroescépticos ingleses. Pero agregó que esto también acarrea problemas: “estar fuera del bloque comercial perjudicaría a los manufactureros ingleses como las automotrices si no se pueden negociar las exenciones adecuadas”.
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