FT Español

El audaz experimento de India con el efectivo

Por: Martin Wolf | Publicado: Miércoles 22 de febrero de 2017 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

El 8 de noviembre, el primer ministro de India Narendra Modi anunció que los billetes de 500 y 1.000 rupias (cerca de US$ 7,50 y US$ 15 respectivamente) serían desmonetizados con efecto inmediato. Este acto canceló 86% del valor del efectivo en circulación. Por otra parte, los billetes descartados debían ser depositados en bancos hasta el 30 de diciembre con restricciones a los retiros.

En su osadía, este movimiento del líder democráticamente electo de un país tan vasto hace que todo lo que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha hecho hasta el momento parezca trivial. ¿Debería considerarse una acción decisiva en la guerra de India contra la evasión fiscal, la economía en negro y la corrupción omnipresente? ¿O es un acto dañino arbitrario de un demócrata intolerante? Hoy, parece un poco de ambas cosas. A la larga, depende de lo que ocurra después.

Que un país económica y políticamente estable imponga repentinamente una desmonetización tan inesperada y radical no tiene precedentes. ¿Por qué cualquier gobierno electo infligiría dicho shock, particularmente tomando en cuenta que la economía india es tan dependiente de las transacciones en efectivo? Como país de ingreso medio-bajo, en India todavía existe un gran número de personas fuera del sistema financiero formal. Además, es fuertemente dependiente del efectivo, incluso para los estándares de este tipo de países: según algunas estimaciones, 78% de los pagos de los consumidores se realizan en efectivo.

De acuerdo a la Encuesta Económica de 2016-2017 del Ministerio de Finanzas, el objetivo de la política fue cuádruple: “frenar la corrupción, la falsificación, el uso de billetes de alta denominación para actividades terroristas, y especialmente la acumulación de ‘dinero negro’, generado por ingresos que no han sido declarados ante las autoridades fiscales”. Estos objetivos son populares entre muchos ciudadanos indios que han tolerado la dificultades con sorpresiva calma, con la esperanza de que los delincuentes reciban su castigo. Estos son también objetivos razonables. Pocos podrían negar que India sufre por corrupción y evasión fiscal a gran escala. Sin embargo, la medida podría también sembrar la desconfianza permanente ante las promesas del gobierno. La enfermedad puede ser mala, sin embargo la cura es costosa. ¿Qué tan costosa podría ser y qué tan beneficiosa?

Los costos a corto plazo son evidentes. Como lo señala brevemente la encuesta económica, estos costos han tomado la forma de “inconvenientes y dificultades”, especialmente para aquellos en los “sectores informales e intensivos en efectivo de la economía”. Dado que cientos de millones de indios son muy pobres, esto no debe ser trivializado.

Liderando estos costos a corto plazo estuvo una dramática baja en la oferta de efectivo. Según la Encuesta Económica, para diciembre había caído 35% respecto de la demanda. Pero también se espera una recuperación a partir de abril. Mientras el crecimiento del circulante se derrumbó, el aumento en la demanda de depósitos, que en sí forma parte del proceso, lo compensó en gran medida. Como resultado, las tasas de interés también disminuyeron.

Al observar los costos de corto plazo, el análisis enfatiza tres golpes: uno a la demanda agregada, debido a la baja en la liquidez y la pérdida permanente de riqueza para quienes escogen no declarar sus posesiones en efectivo; otro a la oferta agregada, debido al rol del efectivo como insumo para la producción (en la agricultura, por ejemplo), y otro por la mayor incertidumbre. En general, concluye, la desmonetización podría haber reducido el PIB temporalmente, a través de su efecto en la disponibilidad de dinero, entre un cuarto y medio punto porcentual, en relación con una línea base de cerca de 7% de crecimiento anual.

Pero incluso en el corto plazo, también habrá beneficios. El análisis sugiere que hasta 2% del PIB estaba en papeles que reflejaban actividades económicas ilegales. Parte de esta riqueza mal obtenida se habrá esfumado y parte será gravada. Esto ocurre porque las personas tuvieron que declarar la riqueza no contabilizada y pagar impuestos de castigo, perderla o lavarla. En general, la medida permitió al gobierno gravar el dinero negro, al menos una vez y quizá permanentemente, dados los mayores riesgos de tener efectivo. En general, hay una trasferencia de riqueza desde los criminales al gobierno. Es difícil sentir pena por estas víctimas.

Más aún, también podrían emerger beneficios de largo plazo. El golpe podría, sobre todo, acelerar el movimiento de riqueza líquida hacia el sistema financiero e impulsar la honestidad, transparencia y eficiencia de la economía. Un resultado significativo podría ser una mayor “digitalización” de las finanzas, aunque para ello serían necesarias reformas complementarias, específicamente algunas que faciliten a los indios sin teléfonos inteligentes el pago digital. Otra sería un sistema de impuestos más efectivo. Contra todo esto debe ponerse la temeridad de la acción. ¿Qué no se atrevería a hacer un gobierno que se atreve a hacer esto?

El equilibrio de costo y beneficios dependerá finalmente de lo que ocurra ahora. Un punto importante es que la convertibilidad entre depósitos bancarios y efectivo debe restaurarse completamente. En el largo plazo, India podría seguir los pasos de otros países hacia el descarte casi completo del efectivo. Pero es demasiado prematuro intentarlo ahora. Más aún, el gobierno debe entregar el marco regulatorio y el apoyo necesario para asegurar la inclusión financiera de la población, incluyendo pagos electrónicos. No menos importante es la acción contra la corrupción, especialmente que incluya la estructura y administración del impuesto. Un logro reciente en ello ha sido la introducción de impuesto a bienes y servicios, una forma de IVA. También es vital una reforma al financiamiento electoral. Los políticos no están por sobre las sospechas de corrupción. Finalmente, la repetición de esta acción sería devastadora para la confianza. Simplemente no debe ocurrir.

Con frecuencia es difícil determinar el límite entre líderes decididos que toman decisiones impopulares en beneficio de su país y quienes toman decisiones arbitrarias en favor de sí mismos. Los historiadores podrán juzgar el golpe de desmonetización como ejemplo de lo primero. Eso todavía es incierto. Veamos qué se atreve a hacer Modi ahora.

Lo más leído