Opinión

2010, un gran año

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Siempre que estudiábamos la historia de Chile en el Instituto Nacional, se nos hacía hincapié en aquellos momentos o sucesos que resultaron determinantes en la configuración de nuestra identidad nacional y que marcaron a generaciones completas de chilenos: 1823 y la abdicación de OHiggins en los inicios de la República; la muerte de Portales en 1837 o el sacrificio de Prat en 1879 que cambiaron los rumbos de las guerras internacionales; la guerra civil de 1891 o los hechos de 1973, cuyas consecuencias vivimos hasta hoy.

Este 2010 hemos sido testigos de un terremoto, de un histórico cambio de gobierno en marzo y de la celebración de nuestro Bicentenario en septiembre, pasando por las alegrías del Mundial de Fútbol en Sudáfrica. Vivimos un año histórico, de ésos que marcan vidas y generaciones completas. Quedará en la historia, no sólo uno de los terremotos más grandes que la humanidad registre, sino también la generosidad de tantos voluntarios -especialmente jóvenes- que construyeron casas y mediaguas para miles de familias, así como las donaciones de tantos chilenos que salieron a dar comida, abrigo y compañía a quienes lo habían perdido todo. Los que sufrieron la pérdida de sus bienes o incluso vidas queridas, nos sorprendían dando gracias a Dios por estar vivos. Meses después, un accidente minero conmovió al país. 33 hombres perdidos en las entrañas de la tierra. En un país que tiene la convicción de que cada vida humana vale, no se escatimaron recursos ni esfuerzos para encontrarlos. También hemos tenido sucesos lamentables: el fatal incendio de la cárcel de San Miguel y la presentación de una ley de aborto, ponen en el tapete nuevamente la dignidad de la persona y nos debiera recordar que en Chile todo ser humano importa, que delitos y culpas no justifican tratos inhumanos, que el que está por nacer tiene los mismos derechos humanos que nosotros. El mismo país que se enorgulleció de salvar 33 vidas desde las profundidades de la tierra o de ir en auxilio de nuestros compatriotas damnificados, es el que debe proteger al indefenso y preocuparse que todo chileno viva dignamente. Ese es Chile, un país para sentirse orgulloso, como comprobamos una vez más este 2010.

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