Cartas

Señor Director:


Es deseable y urgentemente necesario que la Embajada de EEUU en Chile haga mucho más rápido y menos invasivo el proceso de formalizar las visas a chilenos que deseen viajar a ese país como turistas, profesionales, estudiantes o en cualesquiera otra capacidad que no esconda la intención de radicarse ilegalmente en ese país. Un mejor y más amigable servicio por parte del Consulado estadounidense anudaría enormemente a crear “goodwill” hacia Estados Unidos.
No obstante lo anterior, por razones que toman mucho espacio de explicar aquí, me parece que no es en el mejor interés de Estados Unidos permitir en forma indiscriminada la entrada de chilenos a EEUU. Eso no será bueno para Estados Unidos ni para Chile. No será bueno para Estados Unidos porque no cabe la menor duda de que millares de chilenos, incluyendo un alto numero de delincuentes, emigrarán en masa a radicarse allá y los servicios públicos de esa nación, particularmente escuelas, hospitales y cárceles, ya no resisten el costo que los 12 millones de ilegales que actualmente residen en Estados Unidos le representan a los contribuyentes de ese país. Y no será bueno para Chile porque los delincuentes chilenos que lleguen a EEUU mancharán allí la imagen de Chile como hoy lo hacen en Europa y Asia. 


Hugo Zamorano



Señor Director:


Los ingresos tributarios son de todos los chilenos ¿Por qué no se comparten estos excedentes con todos los ciudadanos, rebajando otros impuestos? Vienen a la mente el impuesto a los combustibles y sobre todo el IVA, que beneficiaría a todos los chilenos, especialmente a los de menores ingresos.

Wilfred Hintze



Señor Director:


El año pasado fuimos testigos del mayor desastre ambiental de la historia, al quedar fuera de control un pozo situado a 1.600 metros bajo el nivel del mar, en el Golfo de México. Todo petrolero sabía que, en caso de producirse un accidente, era imposible que un ser humano pudiera llegar a esas profundidades y que no existía un procedimiento técnico para controlarlo. Fue así que durante tres meses pudimos ver como mientras el petróleo fluía al mar, se improvisaban soluciones.
Hoy somos testigos del mismo grado de improvisación en el actuar del hombre en el desastre nuclear de Fukushima.
En ambos casos no existían soluciones técnicas para enfrentar contingencias desastrosas que podían producirse. ¿Qué los impulsó a seguir adelante? Muy simple, la voluntad de hacer negocios por parte de empresas privadas. BP en el Golfo de México y Tepco en Japón. Todo esto tolerado por los respectivos Estados.
Frente a estas realidades, ¿podemos seguir afirmando que la decisión de instalar centrales nucleares en Chile es técnica?
El problema no es como satisfacer las necesidades de energía eléctrica del país. El problema es, si a los riesgos de desastres naturales a que está expuesto nuestro país, deseamos agregar uno más, creado por el hombre.

Ernesto Aguila Mancilla