Reunión de la APEC
Señor Director:
Acaba de finalizar la XXIII Reunión de Líderes del Foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífico (APEC), en Manila, Filipinas. En esta cumbre, como ha venido ocurriendo cada noviembre cuando se reúnen las 21 economías que forman APEC, se habló de comercio, de estudiar la posibilidad de crear una amplia zona de libre comercio que incluya a todos los países, la Free Trade Area of the Asia-Pacific (FTAAP) –principalmente impulsada por China- y se reunieron también los presidentes de los países que hace ya un mes firmaron la Asociación Transpacífica o TPP, donde entre otras cosas se comprometieron a que en un plazo de dos años, a contar de febrero de 2016, los respectivos Congresos ratificarán el acuerdo suscrito.
Pero la Cumbre de APEC 2015, que no tuvo el “glamour” ni la atención periodística que han tenido otras como, por ejemplo, la del año pasado en Beijing, China –en gran medida por lo ocurrido en Francia-, sí tuvo una novedad interesante y de la cual poco se ha hablado. Y es que por primera vez los cuatro países que forman la Alianza del Pacífico realizaron un encuentro con los demás países en el “Diálogo Informal Alianza del Pacífico (AP) – APEC”. Este “diálogo” y los futuros que vengan -dado que se busca institucionalizar para cada cumbre- tendrá importantes consecuencias futuras para la AP, pues uno de sus objetivos principales ha sido el de convertirse en una plataforma de integración económica que se proyecte a las economías del Asia-Pacífico, en busca de sinergias productivas, atracción de capitales y oportunidades de complementación económica.
Yun Tso Lee
Director del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales (CERI), Facultad de Gobierno, Universidad del Desarrollo
Guerra
Señor Director:
Una guerra es terriblemente mala. Los muertos serán contados por miles. La destrucción de capital acumulado será tremenda y nunca se podrá reemplazar todo el daño causado. Tal vez, algunas industrias bélicas y gobiernos puedan sentir que sus economías mejoran temporalmente pero el daño causado al mundo entero será mucho mayor y será irreparable.
Frederic Bastiat escribió un pequeño artículo sobre la falacia de la ventana rota que se encuentra en su ensayo “Lo que se ve y lo que no se ve”. En este, Bastiat cuenta la historia de un tendero cuyo hijo rompe, por accidente, una ventana de su tienda. Lo que se ve es que ahora el tendero tendrá que comprar una nueva ventana lo cual implica un gasto en la fábrica de ventanas lo cual estimulará la industria. Lo que no se ve es que el tendero estaba ahorrando ese dinero para otras cosas o bien si no tenía ahorro se tendrá que endeudar con tal de reponer la ventana. Es decir, reponer algo que ya tenía. Tuvo que gastar en algo que no hacía falta. En total no puede haber un estímulo a la economía si no tomamos en cuenta el costo de oportunidad del tendero.
Ramón Parellada