“El compromiso en materia fiscal se mantiene intacto”, fue una de las primeras definiciones del nuevo ministro de Hacienda, Nicolás Grau, apenas asumió el jueves en el cargo, tras la sorpresiva renuncia del ahora exministro Mario Marcel. Sin embargo, la señal que intentó dar el nuevo jefe de las finanzas públicas no logra convencer del todo al mercado y a los analistas que ven el riesgo de que los fines políticos le ganen a los técnicos y que el Gobierno termine soltando las mano en materia fiscal, sobre todo en meses de campañas electorales.
La elaboración y trámite del proyecto de Presupuesto 2026 será la gran prueba de Grau para los siete meses que quedan de esta administración. En esto hará dupla con la directora de Presupuestos, Javiera Martínez, quien ha sido duramente cuestionada por su gestión en la Dipres. Grau y Martínez son ambos militantes del Frente Amplio y cercanos al Presidente Boric.
1. Ajuste pendiente para 2025
Los analistas señalan que, previo al presupuesto, está pendiente el ajuste que había comprometido el exministro Marcel para cumplir la meta fiscal de este año, luego del incumplimiento de 2024. El año pasado la meta fiscal era un déficit estructural de 1,9% del PIB y terminó en 3,3% del PIB. Para este año, la meta original era bajar el déficit a 1,1% del PIB, pero luego Hacienda relajó el compromiso a 1,6%. Aun así, la misma proyección de la Dipres apunta a que este año el déficit será mayor, con 1,8% del PIB y los analistas privados apuntan que podría superar el 2%.
Para la exdirectora de la Dipres y actual directora del Centro de Políticas Públicas USS, Cristina Torres, el desafío fiscal más relevante en la última parte del Gobierno será consolidar los esfuerzos de contención. Ello implica que el Gobierno pueda realmente llevar a cabo las acciones correctivas que Marcel había comprometido y que para 2025 implicaban cerca de US$ 2.000 millones entre recortes de gastos y medidas de mayores ingresos. “El cierre fiscal del presente año, donde aún faltan 4 meses por recorrer, implica materializar las medidas de ajuste. No hacerlo significará estrechar aún más la situación fiscal”, advierte Torres.
Sin embargo, para algunos economistas, con Grau en Hacienda en lugar de Marcel es menos probable hacer el ajuste, tanto las medidas administrativas como las legales. “El mercado ve que Grau tiene una predisposición política más alta que Marcel, por lo tanto, la viabilidad de que esos ajustes se concreten hoy está más en duda que antes, que ya se veía difícil, incluso con Marcel”, dice el socio de Rojas y Asoc., Patricio Rojas.

2. Presupuesto 2026 austero o negativo
A más tardar el próximo 30 de septiembre, el Gobierno debe ingresar al Congreso el proyecto de Presupuesto 2026. Desde Hacienda aseguran que gran parte del trabajo ya está avanzado, sobre todo con los distintos ministerios. Y, el próximo viernes, se conocerán los resultados de los comités de expertos del PIB tendencial y precio de referencia del cobre, variables clave para determinar el nivel del gasto.
“La prioridad debería ser presentar un presupuesto que cumpla o mejore las metas comprometidas para 2026 en el documento Cumplimiento de la ley de responsabilidad fiscal: Acciones correctivas para la convergencia fiscal”, sostuvo el exdirector de Presupuestos, Sergio Granados. Ello implica una meta de balance estructural de -1,1% del PIB y una deuda bruta de 43,9% del PIB.
Pese a ello, el también exdirector de Dipres, Matías Acevedo, asegura que “Grau no tiene margen para presentar un presupuesto compatible con una meta fiscal creíble. Eso significa que la estimación de ingresos debe estar muy bien depurada y el gasto que deberá caer -no crecer- respecto al presupuesto de este año. Además, las medidas de ajuste deben ser creíbles y muchas de ellas van a requerir un acuerdo con el Parlamento”.
Según el mismo Informe de Finanzas Públicas (IFP) del segundo trimestre, el gasto compatible con la meta fiscal para el próximo año debería caer casi 1%, una trayectoria políticamente difícil, a menos que haya una mejoría en los ingresos, estimación que, a su vez, ha tenido sucesivos errores en los últimos años.
Este es el último presupuesto que elaborará este Gobierno, pero que ejecutará la próxima administración. “Este debería ser un presupuesto austero, más aún considerando que, según las encuestas, el escenario más probable es que el próximo Gobierno sea de la actual oposición, lo que llevaría al actual a contener el gasto”, señala el economista y socio de Forecasts Consultores, Ángel Cabrera.
“Por ser el presupuesto que ejecuta la siguiente administración, las presiones serán principalmente de la oposición. Si entra con una proyección de ingresos creíble, tiene el 80% de los problemas resueltos”, sostiene Matías Acevedo.
3. Complejo debate político
“La contención de gastos a nivel gubernamental es importante para poder dar espacios de recursos al nuevo Gobierno para que implemente su programa”, dice la presidenta de la Comisión de Hacienda del Senado y de la Comisión Especial Mixta de Presupuestos, Ximena Rincón (Demócratas). “La gestión de las finanzas públicas requiere de una mirada país y seriedad en el manejo de las cifras lo cual ha sido deficiente en estos años. El país necesita de realismo y no seguir gastando lo que no tiene, por lo que la relación entre la directora de Presupuestos y el nuevo ministro será fundamental”, agrega.
Pese a ello, la tramitación del presupuesto se anticipa compleja. La oposición cuestiona las credenciales y capacidad política de Grau para llevar a cabo la tarea.
“Va a ser complejo el debate, sobre todo porque la dupla que va a dirigir esto son ambos del Frente Amplio. Y, con todo respeto, Grau no es Marcel, no tendrá su rigurosidad técnica y, en cambio tiene otras prioridades políticas, que hacen que uno se ponga más nervioso”, advierte el diputado RN, Frank Sauerbaum.
Algunos en la oposición ven el riesgo de que, dada la afinidad política y cercanía personal entre la dupla Grau-Martínez con el Presidente Boric, exista la tentación de ceder a mayores presiones de gasto. Para Marcel era más fácil decir que no a las presiones. Si Grau resulta más vulnerable en ese sentido, el presupuesto 2026 podría resultar más expansivo de lo conveniente e incompatible con el cumplimiento de las metas fiscales.
El diputado republicano Agustín Romero señala que, independiente de que el proyecto de presupuesto esté avanzado técnicamente, aún no está cerrado y falta la discusión parlamentaria. “Tengo mis dudas de la capacidad que tenga el nuevo ministro, respecto del exministro Marcel, para manejar a su propia coalición y también negociar con la oposición. Pero, además, estoy preocupado porque la única persona que tiene un conocimiento histórico respecto de este proceso es la directora de Presupuestos, que se ha equivocado todos los años en las proyecciones de ingresos”, cuestiona.
Sauerbaum dice que, en su opinión, el gasto público no debería crecer más de 2% en 2026 y cumplir con las metas fiscales. “Además, el actual Gobierno tiene que estar consciente de que habrá un Gobierno de otro color político y tanto Evelyn Matthei como José Antonio Kast han comprometido recortes de gasto público”, añade.
Para la diputada del Frente Amplio Gael Yeomans, las críticas de la oposición a Grau no son sorpresivas y asegura que las mismas críticas le hicieron a Marcel durante todo su período en Hacienda. “El ministro Grau ha demostrado que es capaz de llevar adelante agendas con acuerdos transversales, además de que se incorpora a un equipo junto a la subsecretaria Heidi Berner y la directora Javiera Martínez que ya ha tramitado otros presupuestos. Yo esperaría que la derecha tome una actitud colaborativa con esta Ley de Presupuesto y no la actitud destructiva que hemos visto en los últimos años, donde se dedican simplemente a criticar”, indicó.
El mismo Marcel salió ayer a defender a su sucesor. Dijo que Grau fue “un excelente ministro de Economía” y está seguro de que asumirá con la misma decisión los desafíos del Ministerio de Hacienda. Agregó que el trabajo presupuestario está en marcha.
4. Fondo de libre disposición
Por ser este el primer presupuesto que ejecutará el próximo Gobierno, desde la oposición también esperan que la Administración del Presidente Boric cumpla con la tradición de dejar un fondo de libre disposición en el presupuesto, para que el Gobierno entrante pueda ejecutar sus prioridades programáticas.
“Entendemos que esos recursos no pueden ser muy grandes por el proceso de ajuste que estamos viviendo, pero es una señal de buena fe dejar esos recursos”, dice Sauerbaum.
El Gobierno del expresidente Piñera dejó un fondo de US$ 700 millones en el Presupuesto de 2022, para el próximo Gobierno, que asumió el Presidente Boric. “Puede ser algo menos que eso, pero no mucho menos”, dice el diputado.
A su vez, Matías Acevedo, plantea que es mejor que el presupuesto deje un espacio de flexibilidad para que la próxima administración pueda ajustar el presupuesto en base a sus prioridades. “Me gusta más la idea de dejar un buen espacio para reasignar saltándose algunas reglas presupuestarias por los primeros tres meses, que la provisión de libre disposición”, señala.
Más radical, el diputado republicano Agustín Romero dice que es difícil esperar algo del actual Gobierno. “La verdad es que no sé si va a poder dejar algo de libre disposición si todos sabemos que no hay plata. Este Gobierno no dejó ninguna holgura para los próximos años, así que nosotros vamos a tener que ver cómo nos arreglarnos para sacar adelante este país”, afirmó.
5. Reajuste del sector público y otros pendientes
Otros pendientes relevantes que dejó Marcel a Grau son el proyecto de ley que termina con el CAE y lo reemplaza por un nuevo sistema de Financiamiento para la Educación Superior (FES). La iniciativa acaba de ser despachada de la Cámara de Diputados y el nuevo ministro dijo que espera construir mayorías en el Senado para su aprobación. También quedó pendiente el proyecto tributario para las PYME. La discusión de ambas iniciativas se cruzará en el Congreso con el Presupuesto 2026, lo que también medirá la muñeca política del nuevo titular de Hacienda.
Después del Presupuesto viene la discusión de reajuste salarial del sector público, lo que algunos en la oposición también ven como un riesgo para la contención fiscal. “El problema es que la discusión se da justo para la segunda vuelta presidencial, y sabemos que habrá una mayor presión de los gremios, por lo que también ahí vamos a ver cómo reacciona el ministro”, dice Sauerbaum.
Para Patricio Rojas, aún cuando el sector público está golpeado por el caso de licencias fraudulentas, es de esperar que, aprovechando el clima electoral, tiendan a negociar “con el tejo pasado”. El riesgo es que si no se contiene esa presión, un reajuste excesivo implicará mayor gasto fiscal para el próximo año. “Uno pensaría que el ministro Marcel enfrentaría esa discusión teniendo en consideración cómo afecta las cuentas fiscales hacia adelante, pero el ministro Grau ha demostrado en las distintas negociaciones que tuvo como ministro de Economía que para él también son muy importantes las consideraciones políticas. Eso también genera una cuota de incertidumbre”, dice el economista. 