Paradoja energética
Señor Director:
En Chile vivimos una paradoja, pues mientras las regiones de Maule, Ñuble y Biobío sufren permanentes cortes de luz que afectan la calidad de vida y la producción local, algunos alcaldes se oponen al proyecto de transmisión Itahue–Hualqui, clave para la seguridad eléctrica y la integración de energías renovables al Sistema Eléctrico Nacional.
Diseñado y licitado por el Estado de Chile en 2018, no es una obra privada más, sino infraestructura estratégica: 406 km de línea que permitirán habilitar hasta 5,5 GW de energía limpia de 27 proyectos renovables, con conexión ya aprobada en esa infraestructura de transmisión.
Sin esta red, gran parte de esa energía quedará bloqueada, dificultando además la salida de 2 GW de generación fósil comprometida. La paradoja es que quienes padecen apagones rechazan la solución estructural.
Por otra parte, la aprobación del Comité de Ministros no fue un cheque en blanco: incluyó estrictas condiciones ambientales como protección de bosque nativo, especies amenazadas, uso de drones en zonas sensibles y relocalización de flora, entre otras medidas voluntarias.
Itahue–Hualqui no es un capricho, es una necesidad impostergable para el bienestar de Chile y de sus habitantes. Oponerse a él puede sonar políticamente atractivo en el corto plazo, pero en la práctica significa mantener a la gente a oscuras, bloquear la transición energética y frenar oportunidades de desarrollo regional.
Ana Lía Rojas
Directora Ejecutiva de ACERA