Señora Directora:
Si bien se valora el esfuerzo del gobierno por tratar de compensar a la PYME e impulsar una reactivación económica, cabe preguntarse sobre el alcance que ello tendrá en ausencia de garantías respecto a la seguridad y el orden público. En estos últimos dos meses quedó en evidencia cuán vulnerable es nuestro país a que los propios chilenos salgan a destruir todo a su paso, alentados y protegidos por una parte de la clase política y líderes de opinión. El retroceso económico que estamos sufriendo es consecuencia directa de aquello.
Me temo, entonces, que los empresarios y comerciantes que fueron víctimas de amedrentamiento, saqueos e incendios, necesitarán mucho más que el esfuerzo económico del gobierno para atreverse nuevamente a emprender y arriesgar su patrimonio. Es posible que hoy lo que más les aliente a seguir sea alguna certeza de que algo así no volverá a ocurrir, que el país no lo tolerará.
Además del necesario restablecimiento del orden público, una señal potente en esa dirección sería que se encuentre y castigue a los responsables del vandalismo y que la clase política se comprometa con que los cambios sociales sólo serán posibles de forma responsable y no mediante la presión de la violencia. ¿Lo lograremos?
María Paz Arzola
Libertad y Desarrollo