2015, un año decisivo para el mercado inmobiliario

Rodolfo Bambach

Como resultado natural a la incertidumbre generada por la desaceleración de la actividad productiva nacional, el proceso de aprobación de la reforma tributaria y el deterioro de las expectativas de las personas, se produjo una ralentización de ventas en el último trimestre de 2014, dejando en claro que el mercado inmobiliario no está ajeno a las fluctuaciones de los ciclos económicos.

Quienes son más cautelosos prefieren postergar proyectos e inversiones a la espera de que termine el periodo de desaceleración, reduciendo respecto de los años anteriores los metros cuadrados útiles que se construirán.

Los optimistas no han querido poner el pie en el freno, confiados en que la puesta en marcha de la aplicación del IVA –que según los pronósticos elevaría los precios aproximadamente entre un 5% y 11% a partir de 2016–, tendrá el poder de aumentar la demanda debido a una anticipación de compra en las personas.

Ambas posturas tiene fundamentos comprensibles, pero también debemos tener en cuenta que más allá de las variables macroeconómicas, el mercado inmobiliario también se ha visto influido por factores externos, como la falta de terrenos, las mayores regulaciones a la construcción y las restricciones de crédito.

En la vereda de en frente también debemos considerar aquellos factores positivos que mantienen el dinamismo al mercado: bajas tasas de interés, un acotado stock, una demanda constante y la mayor disponibilidad de mano de obra calificada.

Si colocamos todo en una balanza podríamos proyectar que el volumen de ventas durante 2015 se va a recuperar luego del descenso experimentado en el último trimestre, alcanzando niveles muy similares al global del año 2014. Se prevé que los precios se mantengan estables, con una inflexión durante el 2016, cuando el mercado empiece a internalizar el alza por efecto del IVA.

Muchas veces hemos escuchado que la construcción es uno de los motores de nuestra economía. Esperamos entonces que este año sea decisivo para que nuestra economía comience su etapa de recuperación, meta para la cual debemos trabajar, tanto actores públicos como privados.