Click acá para ir directamente al contenido
Columnistas

Activos alternativos: cuando la evidencia supera la teoría

Joaquín Rhodius Cofundador de Betterplan

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 18 de noviembre de 2025 a las 04:02 hrs.

Un reciente informe de la Superintendencia de Pensiones reveló que la inversión y compromisos que tenían las AFP en activos alternativos llegó a más de US$ 20.000 millones al cierre del año pasado, alcanzando rentabilidades de 8,82% hasta 9,77% en los últimos 10 años. Es decir, más que triplicó la de los fondos tradicionales.

Esto vino a confirmar lo que muchos en la industria ya sabíamos: los activos alternativos no solo cumplen con lo prometido, sino que lo hacen con creces.

No se trata de una moda ni de un lujo reservado a inversionistas institucionales. Los activos alternativos -ya sea en crédito privado, infraestructura o private equity (capital privado)- son hoy un componente esencial de una estrategia de inversión moderna, diversificada y eficiente. Su rol es claro: bajan la volatilidad y aumentan la rentabilidad ajustada por riesgo. En otras palabras, estabilizan los portafolios y mejoran el retorno esperado.

“La democratización de las inversiones ha permitido que los inversionistas individuales puedan complementar sus carteras con estrategias que antes solo estaban disponibles para las AFP o grandes fondos”.

A esta altura, es difícil justificar una estrategia de inversión de largo plazo que no contemple un complemento de activos alternativos, pero aún persiste cierta reticencia a incorporarlos con mayor profundidad, tanto en el ámbito institucional como en el mundo privado.

Claro que no todo es sencillo. La dispersión de retornos entre fondos alternativos es alta, y ahí radica justamente el valor de un buen asesor. Elegir a los mejores gestores -entender sus estrategias, estructuras de liquidez, y esquemas de remuneración y comisiones- es tan importante como decidir cuánto y dónde invertir. La diferencia entre un fondo promedio y uno excelente puede ser de varios puntos porcentuales anuales en rentabilidad.

Lo más relevante es que hoy el acceso a estos fondos institucionales está al alcance de todos. La democratización de las inversiones ha permitido que los inversionistas individuales puedan complementar sus carteras con estrategias que antes solo estaban disponibles para las AFP o grandes fondos.

Lo importante ya no es el tamaño del patrimonio, sino la capacidad de seleccionar buenos gestores que se alineen con los objetivos y horizonte de cada cliente.

La evidencia está sobre la mesa: los activos alternativos no solo diversifican, sino que agregan valor real a las carteras. En un entorno global más incierto y con retornos tradicionales cada vez más acotados, ignorarlos ya no es una opción.

Te recomendamos