Carolina Dell´Oro

El futuro educativo de nuestros jóvenesU

Filósofa. Directora y socia de Concilia

Por: Carolina Dell´Oro | Publicado: Jueves 2 de julio de 2015 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Carolina Dell´Oro

Carolina Dell´Oro

Ser joven consiste, ante todo, en proyectarse hacia el futuro; de hecho, a los que nos gusta soñar tengamos claro que nos sentiremos jóvenes durante toda la vida.

Hasta hace algunos años, cuando un joven pensaba en su futuro, existían una serie de indicadores claros que hacían que éste fuera, dentro de todo, bastante predecible. Hoy es diferente y el futuro aparece como un algo cada vez más incierto. Estamos ante una sociedad que ha roto paradigmas fundamentales de nuestro modo no solo de actuar sino de pensar, sentir y vivir, por lo que predecir el porvenir se hace cada vez más difícil.

La de hoy es una sociedad en donde no sólo ha habido muchos cambios, sino que el mismo cambio se ha transformado en su constitutivo fundamental. En las últimas décadas, el ritmo del cambio se ha acelerado drásticamente y se han producido transformaciones sísmicas en todos los ámbitos de la sociedad. De ahí el alto grado de incertidumbre y la necesidad de educar en el protagonismo personal.Necesitamos jóvenes que no solo se adapten a esta nueva realidad, sino que estén en la promoción misma de las transformaciones.

Podemos, entonces, decir que vivimos en una época de revolución; revolución no sólo económica, sino también social y cultural. Esta crisis no la debemos considerar como un problema sino, más bien, como un movimiento subterráneo donde las estructuras y modelos se cuestionan en busca de nuevos caminos y salidas. Esta aparece como una posibilidad de reinvención en donde se gestan nuevos modos de comunicarse, relacionarse, de producir, etc. Se generan nuevas miradas y potencian nuestra creatividad e innovación. La búsqueda de nuevos caminos nos permite mirar más allá de ella, ya que son las situaciones límites las que generan los grandes movimientos, reflexiones y cosmovisiones.

Esto es justamente lo que hace que hoy se le pide a una persona y especialmente a los jóvenes, que tengan una preparación personal y profesional de tal envergadura, que no solo les permita afrontar los cambios sino estar en el origen mismo de estos. No solo ser espectador y adaptarse a los cambios sino participar del surgimiento de estas nuevas realidades. No solo ser profesional, sino ser un emprendedor personal.

La gran pregunta que me surge es, ¿son estos los temas que se discuten en la reforma educacional?, ¿desde dónde estamos pensando el futuro educativo de nuestros jóvenes?. Pienso que urge sentarnos a pensar el desafío educacional desde otra vereda, ya no solo la vereda de la propiedad de los establecimientos, ni de la carrera docente, sino de la gran tarea formadora en principios y valores que permitan enfrentar los cambios a partir de una mirada del bien común.

Principios y valores que han de ser educados desde la primera infancia en la familia. Por eso propongo que la primera gran reforma educativa parta por un apoyo a las familias en su tarea indelegable educativa. Un apoyo que permita desplegar esta formación en toda su magnitud.

Lo más leído