Tecnología para transformar la infraestructura
CATALINA BINDER Vicepresidenta Consejo de Políticas de Infraestructura
Chile, un país geográficamente largo y variado, ha enfrentado históricamente desafíos de conectividad, gestión de recursos y sostenibilidad de sus infraestructuras. Estos obstáculos no solo afectan la competitividad del país, sino también la calidad de vida de millones de ciudadanos.
El Plan Nacional de Infraestructura 2025-2055, presentado hace algunos días por el Ministerio de Obras Públicas, representa un paso crucial hacia una modernización integral, en la cual la tecnología juega un papel fundamental.
“Incorporar IA, big data, sensores IoT y otras innovaciones optimiza los procesos de construcción, y transforma la manera en que gestionamos y nuestras infraestructuras, haciéndolas más eficientes, seguras y sostenibles”.
Incorporar inteligencia artificial, big data, sensores IoT y otras innovaciones no solo optimiza los procesos de construcción, sino que transforma la manera en que gestionamos y mantenemos nuestras infraestructuras, haciéndolas más eficientes, seguras y sostenibles.
El uso de tecnología en la gestión de infraestructuras no es un concepto nuevo. Singapur es uno de los casos más emblemáticos en el ámbito del control de tráfico inteligente. La ciudad implementó un sistema de gestión inteligente de tráfico que usa sensores y cámaras para monitorear el flujo vehicular en tiempo real, ajustando los semáforos y las rutas de tránsito de manera dinámica, reduciendo significativamente la congestión y mejorando la eficiencia del transporte público. Gracias a esta infraestructura inteligente, Singapur logró reducir los tiempos de viaje de los conductores y disminuir las emisiones de gases contaminantes.
Otro ejemplo relevante es el de Barcelona, que ha implementado un sistema de ciudad inteligente utilizando sensores IoT para gestionar tanto el tráfico como los recursos urbanos. A través de su sistema de sensores distribuidos, Barcelona puede monitorear el uso del agua, la energía y la gestión de residuos, logrando una eficiencia sin precedentes. Esta estrategia también ha permitido anticipar problemas reduciendo impacto ambiental y costos operativos, convirtiendo a Barcelona en un modelo de sostenibilidad urbana.
El Plan Nacional de Infraestructura 2025-2055 de Chile propone precisamente este tipo de innovaciones. La implementación de sistemas inteligentes de gestión de tráfico, como los ya utilizados en Singapur, podría aliviar los atascos en las principales ciudades chilenas, como Santiago, Valparaíso y Concepción. Del mismo modo, la digitalización de trámites relacionados con la construcción y el mantenimiento de infraestructuras, inspirada en experiencias como la de Barcelona, permitirá reducir la burocracia, agilizar procesos y acelerar los tiempos de ejecución de proyectos.
Además, la incorporación de inteligencia artificial y big data en el monitoreo de la infraestructura permitiría a Chile no solo gestionar mejor sus recursos, sino también anticiparse a problemas derivados del cambio climático. La sostenibilidad se convertirá en un componente esencial de las nuevas infraestructuras, con un enfoque que no solo busca la eficiencia, sino también la reducción de la huella de carbono.
El Plan Nacional de Infraestructura 2025-2055 es una oportunidad única para que Chile dé un salto hacia la modernización y sostenibilidad de sus infraestructuras.
Con la incorporación de tecnologías innovadoras, el país no solo podrá mejorar su conectividad y competitividad, sino también asegurar un futuro más seguro y sostenible para sus ciudadanos.