Click acá para ir directamente al contenido
Columnistas

Chile S.A.

JUAN CARLOS EICHHOLZ Socio fundador de Adapsys y profesor UAI

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 24 de septiembre de 2025 a las 04:04 hrs.

Apropósito del Chile Day en Madrid y Londres y del acuerdo de Codelco con Anglo, vale la pena preguntarse cómo le está yendo a Chile como empresa.

Parece extraña la interrogante, porque un país no es una empresa, y el solo insinuarlo ya es polémico. Pero, para bien o para mal, cuando Trump piensa en Estados Unidos lo ve como una empresa –de la que se considera su CEO, por supuesto–, y lo mismo ocurre con Xi Jinping en China. Más que mirar tanto hacia dentro, el foco de ambos está puesto en competir exitosamente hacia fuera, atrayendo más inversiones y exportando más bienes y servicios, para lo cual entienden que la tecnología juega un rol crítico.

“El país adolece de una visión compartida de futuro. Es lo que toda buena empresa tiene para orientar sus decisiones y desplegar el potencial de sus personas. Es lo que China tiene y es lo que Trump está buscando hacer en EEUU”.

Durante este mes, sin ir más lejos, Trump cenó en la Casa Blanca con los líderes de las big techs estadounidenses, firmó un Acuerdo de Prosperidad Tecnológica por US$ 300 mil millones con Reino Unido, y cerró finalmente un acuerdo por TikTok. Y Xi decidió que China tiene que producir sus propios semiconductores para competir en la carrera por la IA, prohibiendo que se le sigan comprando a Nvidia.

Visto así, analicemos a Chile S.A. Lo primero que resalta es que la última línea fiscal ha estado en rojo por más de una década y que la deuda pública está ya en el 42% del PIB, la más alta desde 1990.

Por el lado de los costos, hay grandes bolsones de ineficiencia en múltiples programas que el reciente informe de la comisión que revisó el gasto público recomendó eliminar. Pero quizás lo más llamativo está en el empleo público, cuya dotación a nivel central aumentó en 57% en la última década. Por el lado de los ingresos, la recaudación tributaria viene aumentando menos que el gasto, debido al bajo crecimiento, que en parte importante se debe a la baja inversión, un síntoma de lo poco competitiva que Chile S.A. está resultando a la hora de atraer capitales. Las causas son conocidas: exceso de regulación, una administración pública lenta y que se mira el ombligo, compulsión por subir impuestos, y falta de un capital humano más capacitado. Detrás de todo lo cual, por cierto, hay una clase política que no logra ponerse de acuerdo en hacia dónde conducir al país.

En un mundo estable y sin grandes cambios, esto no importaría tanto. Pero lo que estamos viviendo es un cambio global profundo, en el que se están redibujando las reglas del juego, y del cual saldrán unos pocos ganadores y muchos perdedores. ¿En qué grupo estará Chile? Tenemos algunos activos que nos ponen en una buena posición competitiva, como el cobre y el litio, un sistema financiero sólido y un emergente ecosistema de start-ups. Pero adolecemos de algo fundamental: una visión compartida de futuro. Es lo que toda buena empresa tiene para poder orientar sus decisiones y desplegar el potencial de sus personas. Es lo que China tiene desde hace un buen rato y que le está permitiendo dar un salto enorme en su desarrollo. Es lo que Trump –con lo criticable que es en muchísimos sentidos– está buscando hacer en EEUU.

En nuestro Chile S.A. esa visión de futuro no existe y ni siquiera discutimos de ella. ¿O usted ha visto a algún candidato presidencial tocar el tema, o a algún periodista plantearlo? ¿O acaso vio al Presidente Boric ponerlo en su agenda? Es cierto, un país no es una empresa y un Presidente no es un CEO, pero en el mundo de cambios profundos en que vivimos bien vale la pena hacer este paralelo y sacar algunas conclusiones.

Te recomendamos