Conocer el uso del tiempo para disminuir brechas de género
Antonia Orellana Guarello Ministra de la Mujer y la Equidad de Género Nicolás Grau Ministro de Economía, Fomento y Turismo
- T+
- T-
Antonia Orellana Guarello y Nicolás Grau
En agosto comenzó la aplicación de la segunda Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (ENUT), un estudio descontinuado en 2020 durante la pandemia, y cuyo objetivo es la elaboración de políticas públicas destinadas a reducir las brechas de género en el uso y la distribución del tiempo. Luego de la revisión y actualización del cuestionario, el personal del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) dio inicio al trabajo de campo en hogares de las principales zonas urbanas del país, una labor que se extenderá hasta diciembre de este año y en la que se requerirá la colaboración y participación de las personas de doce y más años que serán encuestadas.
Las encuestas sobre el uso del tiempo han demostrado ser la mejor herramienta para saber cómo ciudadanas y ciudadanos reparten las horas del día entre las distintas actividades de la vida y para dimensionar la magnitud del trabajo no remunerado, generalmente realizado por las mujeres. Los resultados de la primera ENUT (2015) así lo demostraron, evidenciando las desigualdades en el uso y goce del tiempo entre mujeres y hombres, particularmente respecto a la carga total de trabajo, los cuidados y el tiempo libre.
“Contar con cifras actualizadas sobre uso del tiempo nos permitirá diseñar con mayor precisión las políticas públicas destinadas a reducir y redistribuir el trabajo de cuidados que realizan las familias, principalmente las mujeres”.
Según los resultados de la última ENUT, en 2015 las mujeres destinaron en promedio tres horas diarias más que los hombres al trabajo no remunerado, mientras que ellos dedicaron casi una hora más que ellas al trabajo remunerado. Respecto de la doble carga de trabajo (remunerado más no remunerado), a nivel nacional las mujeres trabajaron 1,8 horas más que los hombres al día.
Contar con cifras actualizadas nos permitirá diseñar con mayor precisión las políticas públicas destinadas a reducir y redistribuir el trabajo de cuidados que realizan las familias, principalmente las mujeres, y así sentar las bases de un elemento central de nuestro programa de gobierno: una red nacional de apoyo a los cuidados que impacte de manera positiva en las familias y ayude a reducir las brechas de género, dándole un impulso a la autonomía económica de las mujeres y resguardando su permanencia en el mercado laboral, algo que a la larga beneficiará a todos los hogares de Chile.