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De Detroit a Silicon Valley

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Hace unos días se publicó el Ranking Global de Competitividad, en el que Chile mantiene el primer lugar de Latinoamérica, pero retrocede un lugar frente al año anterior. Para entender el tema de la competitividad y sus implicancias podemos abstraernos y observar otros casos en el mundo.

Semanas atrás Detroit se declaró en quiebra. Queda de manifiesto el sorprendente contraste con otras urbes estadounidenses que viven un gran auge, como Silicon Valley. Detroit fue alguna vez un gran modelo de innovación y alcanzó su máxima población en los años 50, durante el auge de la industria automotriz norteamericana. Pero las cosas fueron empeorando paulatinamente durante décadas y su mercado interno terminó principalmente en manos de marcas extranjeras que, paradójicamente, fabrican buena parte de sus autos en EEUU.

En contraste, en Silicon Valley se están comenzando a masificar impresoras 3D, autos eléctricos, anteojos de realidad aumentada y se habla de drones, biología sintética y nuevas formas de generar energía. Este año empresas norteamericanas auspiciaron la postulación de más de 124 mil extranjeros para trabajar en el país, similar a los niveles previos a la crisis. Al mismo tiempo, en ciudades como Seattle, hay empresas tecnológicas que hace 20 años no existían y hoy están contratando en promedio 200 personas por semana.

Las vibras creativas y emprendedoras que se respiran en estos lugares son únicas en el mundo. 
Esta analogía aplica de forma muy similar si pensamos en una economía no competitiva y una competitiva. Pero en el caso de Chile, según el informe, ¿cuáles son las palancas que Chile debe activar para poder subir en el ranking? Los sospechosos de siempre: baja calidad de la educación, poca diversidad de nuestra economía, actividades de poco valor agregado y bajos niveles de absorción tecnológica e innovación.


Es importante que en el debate presidencial en Chile se prioricen los temas que afectan realmente nuestra competitividad en el largo plazo. No podemos dejar que la brecha digital aumente y amplifique la inequidad. La calidad de la educación debe ser lo central del debate (especialmente en ciencias y matemáticas, dice el informe). Podríamos ser mucho más agresivos atrayendo inversión y talento del extranjero, o en ayudar que nuestras empresas hagan negocios globalmente.

Debemos ponernos los pantalones con la problemática energética y la enorme pérdida en competitividad, inversión y empleo que nos genera el elevado costo de la energía. Ojalá los candidatos traigan propuestas atractivas y de largo plazo para la competitividad. Detroit no se hundió repentinamente, y lo que ocurre en Silicon Valley tampoco surgió de un día para otro.

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