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Desarrollo social y emprendimiento, ventajas del modelo cooperativo

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Al asumir un nuevo gobierno, hay fundadas expectativas en el mundo social y económico por mantener el crecimiento y el empleo, dos materias que pese a los esfuerzos y logros obtenidos, todavía muestran una fuerte inequidad y una brecha importante entre los que más tienen y aquellos que están en condición de vulnerabilidad.

Es justamente en el ámbito de la equidad e inclusión que queremos destacar el rol que llevan a cabo las cooperativas de distintos géneros para mejorar las condiciones de vida de sus asociados (dueños) y de las comunidades en que se desarrollan y están insertas. En efecto, estas empresas, sujetas a principios de solidaridad y otros, tienen en sí mismas la fuerza que da la cohesión entre sus miembros, que posibilita perseguir objetivos que el emprendedor individual difícilmente obtiene por sí solo, cualquiera sea el giro de su negocio.

El gobierno entrante deberá hacerse cargo de un problema que se arrastra por largo tiempo. Nos referimos a las limitaciones y fracasos a que se exponen los emprendedores frente al hecho, reconocido públicamente, que las empresas más grandes muchas veces se financian con el capital de trabajo de las pequeñas por la vía expedita de pagarles a plazo. Reconocemos todo lo que se ha avanzado en el actual período presidencial, en especial a través de Corfo (sello Propyme), pero ciertamente no ha sido suficiente para subsanar el problema.

Una vía de solución, que sin duda ayudaría a atenuar el problema, es incorporar más y mejor competencia en los mercados de distinta índole, por ejemplo, en el retail. Pensamos que la vía para generar mayor competencia, con actores que tengan un peso y densidad suficientes para equilibrar las fuerzas de la oferta y la demanda, es la asociatividad. Quienes hoy operan de manera individual, dispersos y con bajo poder de negociación, podrían encontrar en el modelo cooperativo una forma eficiente y efectiva de reunir capital, generando una oferta vigorosa en torno a una sola dirección. 
El modelo a seguir, profundamente inclusivo y democrático, hace que nadie en la cooperativa sea más importante que otro, por cuanto, independiente de los recursos puestos por cada socio, cada uno posee derechos políticos expresados en la fórmula un socio igual a un voto. Las alternativas son múltiples: cooperativas de trabajo, campesinas, pesqueras, agrícolas, de consumo, de ahorro y crédito. La lista es infinita. Lo importante es que al crearse configuran un abanico de posibilidades que, en su esencia misma, se traduce en un actuar solidario y representativo del grupo.

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