Lo que está en juego
HERNÁN CHEYRE V. Centro de Investigación Empresa y Sociedad (CIES), UDD
A dos días de la primera vuelta presidencial y de las elecciones parlamentarias los dados ya están echados. La mayoría de las encuestas que se conocen muestran que en la contienda presidencial el bloque formado por la derecha, la centro derecha y aquella parte de la centroizquierda que se sumó a Matthei, obtendría en torno al 60% de los votos -bastante similar al resultado que obtuvo la opción Rechazo en el primer proyecto de nueva Constitución-, y en lo referido a las elecciones parlamentarias también está instalada en la opinión pública la idea de que este bloque obtendría la mayoría en ambas Cámaras. Pero nadie puede asegurar que finalmente esto vaya a ser así. Son muchos los cambios de preferencias que se producen a último momento.
¿Qué está en juego en la elección de este domingo, considerando que de aquí saldrán los dos candidatos (as) que pasarán a la segunda vuelta presidencial? Más allá de las medidas específicas propuestas, que en muchos casos coinciden, detrás de las distintas candidaturas subyace un modelo de sociedad diferente. En el bloque oficialista de izquierda, la mirada que prevalece sigue siendo la de fortalecer un Estado mucho más activo tanto en la planificación del desarrollo económico como en la provisión directa de aquellos bienes y servicios considerados esenciales, y también en su rol empresarial en la producción de ciertos bienes considerados “estratégicos” (litio, por ejemplo). En el bloque opositor la mirada común es la de ampliar los grados de libertad para que sean las propias personas las que decidan sobre la forma en que desean construir su proyecto de vida, pero con distintas miradas en temas que también son de fondo, como lo es el tipo de Estado al que se aspira, y con distintos énfasis en cuanto al tipo de medidas específicas a aplicar así como en su profundidad.
“En el bloque opositor la mirada común es la de ampliar los grados de libertad, pero con distintas miradas en temas de fondo, como el tipo de Estado al que se aspira, y con distintos énfasis en cuanto a medidas y su profundidad. Obviamente, no da lo mismo por quién votar”.
Dicho lo anterior, obviamente no da lo mismo por quién votar. Entre los partidarios de los candidatos que forman parte del bloque opositor al Gobierno ha surgido en las últimas semanas -especialmente en los sectores socioeconómicos ABC1- la idea del “voto útil”, promoviéndose el apoyo al candidato que lidera las encuestas en ese bloque, con el argumento de que se debe evitar a toda costa el triunfo de la candidata oficialista en segunda vuelta, y que una más amplia dispersión de votos en la primera vuelta generaría una diferencia holgada en favor de ella, que sería más difícil de remontar en segunda vuelta. Los números que entregan las encuestas no avalan esa tesis.
Considerando que lo que está en juego es el modelo de país al que se aspira, quienes creemos en los principios de una sociedad libre, donde el crecimiento económico que surge de la iniciativa privada es el motor fundamental del progreso de las personas, pero donde se requiere que el Estado desempeñe un rol subsidiario; y donde la sustentabilidad de largo plazo de este modelo depende también de la capacidad política para lograr acuerdos con quienes piensan distinto-como lo fue en los vilipendiados 30 años-, de manera que al producirse la alternancia en el poder que es propia de la democracia no se eche todo por la borda, en mi opinión quien mejor representa esta mirada y quien dispone de los mejores equipos para lograrlo es Evelyn Matthei.
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