IPoM: la (re) conquista de la inflación
RODRIGO MONTERO Decano Facultad de Administración y Negocios UA
Buenas noticias contiene el reciente IPoM del Banco Central. La primera es que la economía cerrará 2025 con una expansión de 2,4% del PIB (dos décimas menos que en 2024, el mejor año de la actual administración). No es un guarismo que nos permita abrir con determinación una buena botella de champán, pero sí se enmarca perfectamente en lo que es hoy nuestra capacidad de crecimiento tendencial –recuerde que el Comité Consultivo del PIB no minero tendencial proyecta un crecimiento de 2,1% promedio para el período 2026-2030–. Una segunda buena noticia, relacionada con la anterior, es que la proyección de crecimiento para 2026 mejora, y se sitúa en un interesante rango de 2%-3%; aunque para 2027 nos vuelve a ubicar en el porfiado intervalo del 1,5-2,5%.
¿Y qué hay de la inflación? Probablemente, este sea uno de los mensajes más potentes de este nuevo IPoM. El documento señala que “la inflación total ha bajado más rápido de lo proyectado en septiembre, en un entorno económico global y local algo mejor que lo esperado”. Así, se anticipa que la inflación llegaría a la meta de 3% durante el primer trimestre de 2026 –ahora sí, saque el champán del congelador–. Es una noticia muy positiva y bastante esperada. Para entender la magnitud del desvío inflacionario que hemos experimentado durante los últimos años, recuerde que la última vez que tuvimos una inflación por debajo del 3% fue en marzo de 2021. Por tanto, y suponiendo que la economía converge a su valor meta en marzo de 2026, habremos completado cinco años con una inflación por sobre el objetivo de política. Eso muestra lo relevante que han sido los shocks que ha experimentado la economía nacional, partiendo por la pandemia, los retiros de los fondos de pensiones, y en lo más reciente, el reajuste de las tarifas eléctricas.
“Están sentadas las bases para iniciar un proceso virtuoso de crecimiento económico, el cual debe ser impulsado por reformas audaces que nos permitan aspirar a algo más que un 2%-3%”.
Con destreza y determinación, el Banco Central ha sabido lidiar con las dificultades que impusieron estos shocks sobre la trayectoria de los precios; es una reconquista de la inflación, ¡qué duda cabe! Y es que Chile ha sabido de episodios de fuerte inflación en el pasado: en abril de 1973 la economía anotaba una inflación anual de 746% y dos décadas más tarde, el Banco Central la hacía converger a 4%, de la mano del recordado esquema de metas.
De esta manera, la economía se proyecta para iniciar un 2026 con expectativas algo más halagüeñas en términos de actividad, y una inflación en línea con los objetivos de política monetaria (ceteris paribus). Están sentadas las bases para iniciar un proceso virtuoso de crecimiento económico, el cual debe ser impulsado por reformas audaces que nos permitan aspirar a algo más que un 2%-3%. Si queremos obtener un resultado distinto, necesitamos comenzar a hacer las cosas de manera diferente.
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