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Joint audit: cuatro ojos ven mejor que dos

Rubén López Lead Partner Mazars Chile

Por: Rubén López | Publicado: Jueves 30 de mayo de 2019 a las 04:00 hrs.
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Rubén López

Al revisar las actas de las juntas de accionistas, un tema que los inversionistas institucionales solicitan habitualmente es la rotación de las firmas de auditoría externas que, en algunos casos, están más de una década revisando los estados financieros de las empresas locales. De hecho, uno de ellos (BTG Pactual) propuso establecer una rotación de auditores cada seis años.

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Esta medida ha sido implementada en otros países, mientras en Chile sólo existe la obligación de rotar el socio responsable de la auditoría externa. No obstante, se ha demostrado que estas prácticas, por sí solas, no siempre tienen los efectos esperados. Por eso en el último tiempo se está promoviendo el joint audit o auditoría conjunta. Esta práctica en Francia se aplica desde 1960 y ha permitido que el 45% del mercado esté en manos de firmas que no integran el grupo de las llamadas “Big Four”. En Chile, este porcentaje es sólo del 5%.

En su última reforma al sector, la Unión Europea apoyó explícitamente esta práctica, mientras que la Competition and Markets Authority de Reino Unido publicó propone que las revisiones de los estados financieros de empresas listadas en el FTSE 350 sean realizadas por dos firmas diferentes.

Lo anterior debiese ser mirado con atención por nuestro mercado. Especialmente porque Londres es, desde hace varios años, sede del Chile Day, que además de promovernos como una plataforma financiera regional, se ha convertido en una instancia para recoger las mejores prácticas financieras de los mercados desarrollados.

El joint audit es la auditoría de una empresa realizada por dos (o más) firmas para producir un solo informe. Se hace una planificación para minimizar la duplicación de funciones, hay una revisión cruzada del trabajo y una mirada conjunta de los temas críticos. Mientras que los beneficios comprobados en los países donde se aplica esta práctica son que permite el ingreso de nuevas firmas al mercado (entregando más opciones a las empresas), refuerza la independencia y objetividad del auditor, mejora la calidad del trabajo (a través del principio de “cuatro ojos”) y aumenta la transferencia de conocimiento desde dos o más firmas auditoras hacia el interior de las empresas.

¿Es más caro? Un estudio del International Journal of Auditing afirma que las tarifas de un joint audit no son superiores a las de una auditoría única en comparación con los beneficios que genera esta práctica.

En momentos en que la confianza es un activo que las empresas están cuidando, el rol de los auditores es clave. Si a eso le sumamos los nuevos riesgos que enfrentan las empresas (por ejemplo, ciberseguridad o reputacional), que “cuatro ojos” revisen los estados financieros en vez de dos, claramente reduce los espacios de errores y entrega más confianza a los inversionistas. Es algo que probablemente debería exigirse a las compañías IPSA, que son las que tienen más interés público, o las AFP, bancos y compañías de seguros. Quizás este podría ser un primer paso para convertir a Chile en un centro financiero regional.

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