La historia del taladro
Bernardita Figueroa, socia de BBK
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Bernardita Figueroa, socia de BBK
La vida útil de un taladro es... de 15 minutos. ¡En serio! Esa herramienta que está en la casa, guardada en el closet o la bodega, en la gran mayoría de los casos sólo estará encendido en toda su vida, un total de 15 minutos completos. La pregunta es: ¿Vale la pena entonces tener uno de estos artefactos?
Una de las tendencias que viene fuertemente en modelos de negocio y experiencia es que todo irá confluyendo a una lógica de servicios integrados.
¿Para qué compramos un taladro? Para colgar y exhibir nuestros recuerdos o decorar nuestro hogar.
¿Qué tal sería entonces que uno pudiera contratar un servicio ágil que imprimiera fotos, las enmarcara y las pusiera en el lugar seleccionado en la casa? Las personas no quieren "taladros", quieren soluciones a sus necesidades, si miramos bien lo que está debajo de su compra.
Para que esto pueda ocurrir, estamos pensando en un grupo cada vez mayor de productores de bienes y servicios, que se irán orquestando en la medida en que nuevas necesidades deban ser satisfechas. Los tiempos de trabajar solo, o focalizado solo en la comercialización de un producto, definitivamente ya pasaron.
Otro ejemplo claro: la movilidad. Las personas en general no quieren autos, quieren desplazarse. Para eso, si somos capaces de entregar una solución de transporte tan cómoda y eficiente tener el auto estacionado frente a la casa o en el trabajo, la vamos a utilizar. Columna aparte, los beneficios medioambientales que todo esto trae.
Viene un hermoso tiempo en que con el foco puesto en la persona detrás de la compra, todos empezaremos a desarrollar ecosistemas de servicio flexibles y eficientes. Porque ya no necesitamos un taladro, tenemos claro que necesitamos destacar en nuestra casa los recuerdos de nuestra familia, a la que valoramos mucho más después de esta pandemia.