Luis Opazo
El 2014 se caracterizó por ser otro año donde, mediante diversos medios, la banca continuó expandiendo sus productos y servicios hacia nuevos clientes, continuando así en un sostenido proceso de inclusión bancaria. Esto mediante el uso y desarrollo de importantes avances tecnológicos. En efecto, y a modo de ejemplo, el número de tarjetas de débito aumentó de 4 a 18 millones entre el 2004 y 2014 y los clientes de banca online pasaron de 1 a 6 millones en igual período y, por último, a partir del año 2013 la banca ha cubierto el 100% de las comunas del país, ya sea por la vía de corresponsalías, cajeros automáticos y dispositivos en los puntos de venta.
Es importante considerar que la banca busca mejorar sus servicios y actividades para obtener rentabilidad, pero al hacerlo termina satisfaciendo las necesidades y aspiraciones de las personas. Es un círculo virtuoso que la sociedad en su conjunto debe valorar. Por un lado, si los productos ofrecidos se orientan apropiadamente a las necesidades de las personas, su demanda será alta y serán rentables. En tanto que el hecho de que sean rentables introduce mayores incentivos para continuar mejorando la oferta.
En materia financiera, y al igual que en los últimos años, la banca mantiene una sólida posición de capital, y bastante por sobre los mínimos regulatorios. Es importante notar que la banca no sólo mantiene niveles de capital relativamente elevados, sino también su composición es bastante robusta, la cual continúa siendo de alta calidad, un aspecto de suma relevancia en los sistemas financieros internacionales que enfrentaron problemas de solvencia durante la crisis subprime. De hecho, la participación del capital básico –capital pagado más utilidades retenidas- se ha mantenido prácticamente constante en 75% en los últimos años.
En cuanto a las utilidades, estas ascendieron a 1,4% de los activos (ROA). Este nivel de rentabilidad se encuentra por sobre lo observado en años anteriores. Sin embargo, este aumento es de carácter transitorio, explicado principalmente por los mayores registros inflacionarios del 2014, los cuales inciden positivamente a través de la valorización de los activos indexados a la inflación. La importancia de la inflación en las utilidades del 2014 se manifiesta en que si se excluye este efecto, la rentabilidad del año pasado habría caído.
De este modo, en términos generales, la banca continúa preservando dos pilares esenciales de su funcionamiento: ofrecer más y mejores servicios manteniendo una sana posición financiera. La dinámica naturaleza del sistema bancario, así como del entorno normativo, requiere de un continuo proceso de fortalecimiento a fin de cumplir su rol.