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Columnistas

Liderazgo subsidiario: un desafío de todos

Past President de USEC

Por: Equipo DF

Publicado: Lunes 8 de agosto de 2016 a las 04:00 hrs.

Hace un mes, la fiscalía parisina ordenó procesar a siete ex directivos de la empresa France Télécom, por la ola de suicidios que la afectó entre 2007 y 2010. Tras años de investigación, el tribunal acusó a los ejecutivos por presunto acoso moral, ya que -a su juicio- la obsesión por los resultados económicos los llevó a implantar un sistema para desestabilizar a sus colaboradores, lo que culminó con la drástica decisión que tomaron cerca de 60 de ellos de acabar con sus vidas. Muchos lo hicieron en su propia oficina y dejaron cartas explicando su desesperación.

Esta dura y conmovedora noticia me hace reflexionar acerca de la responsabilidad que tenemos como líderes empresariales y de la gran influencia que ejercemos sobre nuestros trabajadores. También en la necesidad urgente de instalar un estilo de dirección basado en el liderazgo positivo y subsidiario, que inspire a cada uno a desarrollar sus funciones con entusiasmo y que fomente un clima laboral constructivo, motivante, que nos haga enfrentar nuestras tareas sintiéndonos genuinamente felices y satisfechos.

¿Cómo lograrlo? Es más sencillo de lo que parece. Lo primero es comprender que una empresa es, por sobre todo, una sociedad de personas que trabajan en función de un objetivo común: producir bienes y servicios que aporten a la comunidad y contribuyan al desarrollo económico de una nación. ¿Pero qué implica que la empresa sea una sociedad de personas? Una gran responsabilidad: respetar la dignidad humana de cada trabajador, desde el gerente más importante hasta aquel que realiza la tarea más sencilla. Es entender que en el engranaje de nuestra compañía cada labor cuenta, cada colaborador aporta. Que somos un equipo de seres humanos con virtudes y debilidades, con distintos potenciales y limitaciones.

Ver a la empresa desde esta perspectiva involucra también a nuestros clientes y proveedores. Exige producir bienes y servicios de calidad y, junto con ello, entregar un soporte de postventa que les dé seguridad y respaldo a nuestros compradores. Supone pagar a los proveedores en un plazo prudente.

Un líder subsidiario es capaz de ver esto y más. Es quien entiende que en una empresa es necesario que haya gente que te diga que estás equivocado. Porque si hay un líder que atemoriza, al que nadie se atreve a decirle a nada, la compañía se puede ir abajo. Es imprescindible aprender a escuchar a nuestros empleados, darles espacio, confianza y autonomía. Pero también es crucial comunicarnos eficientemente con ellos, contarles de qué se trata el proyecto en el que participan y asegurarnos de que todos lo entiendan. No es lo mismo trabajar poniendo un ladrillo sobre otro sin tener claro para qué lo hago, que hacerlo sabiendo que cada ladrillo que pongo forma parte de un proyecto empresarial con visión de futuro.

Otro punto importante es la coherencia, practicar lo que predico. Si mi lema dentro de la empresa es que valoro a la familia, pero cito a reuniones a las ocho de la tarde, ¿estoy actuando acorde con el mensaje que transmito? Por supuesto que no.

Para muchos esto puede ser una utopía. ¿Pero quién nos impide soñar con una mejor forma de hacer empresa y con humanizar desde ella a la sociedad? ¿Por qué no podemos heredarles a nuestros hijos un mundo más solidario, en el que dejemos de lado el individualismo y comencemos a pensar en comunidad, conscientes de que lo que yo hago repercute en ti y lo que tú haces repercute en mí?

El profesor Michael J. Naughton, académico de University of St. Thomas, EEUU, está convencido de que esto es posible y así lo manifiesta en su libro “Respeto en Acción: cómo aplicar la subsidiariedad en la empresa”. Seguros de que poner esta temática en la palestra pública es un deber que no podemos desconocer, lo hemos invitado a participar de la Conferencia Internacional“Subsidiariedad en la empresa: el tiempo es ahora”, que se llevará a cabo el martes 30 de agosto, en el Hotel W. Estamos seguros de que con esto estamos contribuyendo a hacer de Chile un país más humano, solidario y justo, haciéndonos cargo de este desafío que no es solo mío, sino de todos nosotros.

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