De vez en cuando me topo con algún seminario de sustentabilidad donde repiten la frase “lo que no se mide...” y recuerdo haber escuchado eso hace al menos unos 15 años, y es entonces cuando me hago la pregunta: ¿Cómo se gestiona y mide la sustentabilidad hoy?
Sobre indicadores y métricas se ha escrito y propuesto demasiado. Desempolvando la historia es ineludible no mencionar el aporte del Global Reporting Initiative (GRI para los habituados) que, con 20 años, sin duda fueron los precursores de las métricas en sustentabilidad. Según su propio sitio, el GRI ha sido usado por 38.000 reportes en el mundo y en Chile el 85% de las empresas que reportan lo usan.
Pero el GRI no ha sido suficiente, su sesgo hacia el accountability sigue estando vigente, aunque muchas veces engorroso y limitado al momento de utilizarlo para la gestión. Los esfuerzos por desarrollar una ISO (26.000) que terminó siendo un guía (muy buena por lo demás) y la incursión del mundo inversor con, por ejemplo, el muy conocido Dow Jones Sustainability Index, le ha dado más dinamismo a la agenda. Y por el otro lado de la vereda, la incursión del B Assessment (SistemaB), ha democratizado el uso de indicadores en empresas de cualquier tamaño al ser gratis, en variados idiomas y muy intuitiva.
Entonces, si hay tantos indicadores, ¿por qué nos encontramos aun con el desafío de medir y gestionar la sustentabilidad? Y es aquí donde les quiero plantear tres reflexiones:
Cada empresa es singular, con estrategias de negocios únicas. Dado lo anterior, es imprescindible la pregunta: ¿La sustentabilidad aporta a esa estrategia de negocios única?
Y si aporta a esa estrategia, ¿En qué aspectos aporta? ¿Y qué indicadores puedo utilizar para ello?
¿Les hace sentido? Definitivamente no hay ciencia nuclear en lo que planteo (como decía un antiguo jefe), pero sí un juicio pocas veces dicho, y es que si esto es «verdad» es altamente probable que no sea un solo estándar el que nos ayude a gestionar la sustentabilidad, sino más bien la conjunción estructurada de diferentes indicadores (quizás de varios estándares) que agrupados en relación con una estrategia de negocios hagan sentido para dicho objetivo.
Aquí podemos encontrar una pista sobre la lentitud de los avances en estas materias. Cualquier estándar de sustentabilidad puede ser insuficiente si no hay algún “match” con los objetivos estratégicos del negocio, y ese calce no va a venir de esos estándares, sino de un trabajo y reflexión profunda desde cada compañía.
Parece muy fatalista mi opinión, pero no lo es, pues mientras antes captemos este enfoque, mayor será el avance en estas materias. O seguiremos escuchando en variados seminarios nuestra vieja -y querida- frase “lo que no se mide”...