Padre Hugo Tagle

Patria y fiesta

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Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 13 de septiembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Celebremos. Si bien “el horno no está para bollos”, no queda otra que mirar el futuro con optimismo. En fiestas patrias hacemos un aro, respiramos hondo, acentuamos las cosas que nos unen antes que las que nos dividen.

Se han sucedido las malas noticias y señales: una Convención Constitucional, su mesa directiva en particular, dando señales erráticas. Una inflación que se dispara y que golpea con fuerza a los más pobres y vulnerables. Parlamentarios más preocupados de no perder su fuente de ingresos, que de pensar en el bien del país.

Más decepcionante que la convención es el Congreso, la verdad. Lo bueno es que entre los aspectos que se deben modificar en la nueva Constitución cuenta con consenso mayoritario el que el Congreso sea más pequeño, eficiente y de mejor calidad. Habrá que aumentar las exigencias para ser parlamentario. La reintroducción del voto obligatorio debería llevar a la ciudadanía a tomar mayor conciencia de su responsabilidad cívica; de elegir bien y exigir más. Merecemos más.

Como sea, no queda otra que mirar el futuro con optimismo y buenos ojos. La sola conciencia de que “las cosas irán mejor” cambia la forma en que abordamos nuestro futuro, nos lleva a tomar mejores decisiones, a descubrir elementos positivos que una mirada pesimista no percibe y a cargar energías. Energía necesaria para la recta final del año y los desafíos que se presentan.

Se ha criticado mucho la Convención Constitucional. Soy de la idea que debe continuar su trabajo. La verdad, ella es un fiel reflejo de lo que es Chile. Con todas sus grandezas y miserias. De ahí que no hay que sorprenderse tanto. No muestra nada que no hayamos visto en otras lides: desempeño regular, improvisaciones, más humo que sustancia. Es de esperar que, gracias a una prensa más inquisidora y la presión del escrutinio público, se vaya afinando el trabajo y los próximos meses sean más productivos.

En el campo penal, hoy somos testigos de una justicia algo más espabilada, donde los delitos se descubren y castigan. La inteligencia se revela en cómo se solucionan los problemas y castigan los delitos. Más preocupante que quien delinque es la desidia e indolencia de quien debería actuar para corregir un error o castigar un delito. Pero como muy bien dijo el vicepresidente de la Convención: “Dejemos que las instituciones funcionen”. Nada más obvio. Así debe ser siempre.

Cómase una buena empanada y tome un buen vaso de vino. Coloque una bandera chilena en su casa. Hagamos un sano aro patrio. Seguro nos ayuda a mirar el futuro con nuevos bríos.

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