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Sangre y arena

Ricardo A. Pulgar

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Ricardo A. Pulgar

En la noche del 18 de enero, el fiscal argentino Alberto Nisman encontró su muerte en su departamento de Buenos Aires. El sr. Nisman iba a exponer, aquel día, ante el Congreso las pruebas que el gobierno argentino habría encubierto a agentes iraníes su responsabilidad en el atentado de la AMIA. Por su parte, hace pocos días los bancos JP Morgan y Deutsche Bank advirtieron a sus clientes (!) sobre el riesgo de adquirir bonos argentinos emitidos por dichas entidades.

Aunque no lo parezca, ambas noticias tienen un factor común. Viéndolo bien, el memorándum firmado entre Argentina e Irán fue un acuerdo entre dos países con accesos fuertemente restringidos a los mercados financieros internacionales.

La mala noticia para Argentina es que esto seguirá así en 2015.

La muerte del sr. Nisman ha cambiado la agenda política argentina. La presidenta Cristina Fernández propuso una reforma en el sistema de inteligencia. Lo malo es que dicha propuesta no enfrenta los nuevos problemas del estado argentino, tales como el narcotráfico. Por otra parte, el 18 de febrero, 400.000 personas se manifestaron junto a los fiscales en las calles de Buenos Aires. Pero en las democracias no pesa el ruido de las marchas sino el silencio de los votos.

Y en el cuarto oscuro, cuando sean las elecciones de octubre, los argentinos se preguntaran si existe una alternativa. ¿Existe?

La oposición argentina parece estar saboteándose a si misma. Puede tener los votos, pero no los vetos.

Tiene a los sindicatos en contra y a los pibes en contra. Y además deberá tomar medidas impopulares, como depurar la administración pública de La Cámpora. Yo no creo que estén dispuestos a meterse en líos. No es fácil gobernar Argentina.

Un triunfo kirchnerista sería aún peor. Habría un nuevo presidente, pero Cristina seguiría siendo la líder.

¿Qué hará usted, sra. Kirchner? Un escenario es que se repita lo ocurrido en 1973. "...al gobierno. Cristina en el poder" Los resultados fueron desastrosos entonces y lo serían también ahora. Si el presidente no obedece a Cristina, los de La Cámpora le harán la vida muy difícil. Para ellos, peor que un contrario es un traidor. Ojo.

Yo no descarto que el candidato ganador en octubre renuncie. Así habría nuevas elecciones en las que Cristina pudiera presentarse y ganarlas. Aquello viola el espíritu de la Constitución de 1853, pero si Perón lo hizo, ¿porqué Cristina no?

Sr. lector, si quiere invertir en Argentina, hágalo fuerte para que no lo expropien. Sabiduría china.

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