Sergio Lehmann

Hacia una sociedad más colaborativa

Sergio Lehmann Economista Jefe de BCI Estudios

Por: Sergio Lehmann | Publicado: Martes 12 de junio de 2018 a las 04:00 hrs.
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Bien es sabido que el mundo se ha tornado complejo, con un conocimiento que crece a tasas exponenciales y cambios tecnológicos vertiginosos. Eso lleva a que el conocimiento de cada persona sea, individualmente y de forma comparativa al total, más atomizado. Para aprovechar efectivamente ese conocimiento —haciéndolo productivo y llevándolo a mejores resultados a nivel de las empresas y mayor bienestar a nivel social— es imprescindible conformar una estrecha colaboración. Hoy en día más que nunca antes, es clave una mayor interacción entre personas e instituciones y fortalecer el trabajo conjunto.

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En las empresas existe consenso en plantear que aquellas que no pongan la colaboración como eje central de su estrategia, retrocederán en productividad y se extinguirán. Establecer incentivos para fortalecer el trabajo colaborativo es esencial y así lo han entendido las empresas que se adaptan a los nuevos tiempos. Esta consigna se aplica también en el diseño de políticas que apunten a un mayor desarrollo del país. Debe primar una perspectiva colaborativa, dejando fuera cálculos políticos egoístas. La mirada técnica debe prevalecer, con un foco en el bienestar de la sociedad. Aquellas economías en que la colaboración es un atributo potente, en donde la cultura de desarrollar esfuerzos conjuntos y mirar el bien común es fundamental, son más exitosas: los países escandinavos, Japón o Corea del Sur.

En el ámbito de nuevos emprendimientos o aplicaciones, ganan los que apuntan a la colaboración. Por ejemplo, Uber, que coordina las necesidades de transporte de una persona con quien tiene la capacidad de proveer el servicio. Como lo hace Airbnb con el hospedaje. El servicio de compra en supermercados u otras tiendas saca provecho del mismo concepto. Todas estas aplicaciones hacen que las transacciones sean más eficientes, con ganancias importantes para los proveedores y los demandantes del servicio. Hacia allá se mueve el mundo a pasos agigantados y no podemos quedar atrás.

¿Cómo se construye una cultura colaborativa? En Chile hay mucho espacio para avanzar en esta línea. Es fundamental construir una disposición al trabajo en conjunto desde la educación escolar. Para mejorar la calidad de la enseñanza es clave generar en los colegios instancias educativas que fomenten la colaboración: más trabajos en grupo, instancias de debate que apunten a definir lineamientos comunes, fomentar la interacción con instituciones educacionales fuera de nuestras fronteras. Hoy la tecnología abre espacios inmensos de colaboración. A través de distintas plataformas se facilita la interacción entre personas con un objetivo común.

La productividad en Chile ha caído en los últimos años, por lo que tenemos una necesidad urgente de recuperarla de forma de elevar la capacidad de crecimiento de la economía. Una sociedad más colaborativa constituye para esos efectos un factor clave. Debemos abrirnos a una mayor interrelación y apoyos al interior en las empresas y en la sociedad. Es necesario fortalecer la vinculación universidad, empresa y estado para impulsar investigaciones que nos permitan agregar valor a nuestros productos. A pesar de sus diferencias, autoridades y políticos deben buscar caminos comunes que apunten a alcanzar el desarrollo, sobre la base de fundamentos técnicos. El mundo se mueve raudo y debemos acoplarnos a su vertiginoso ritmo, para lo cual una cultura colaborativa es un pilar.

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