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Tomás Sánchez

Empresas medianas como exportaciones no tradicionales

TOMÁS SÁNCHEZ V. Socio, Valoriza

Por: Tomás Sánchez

Publicado: Jueves 5 de junio de 2025 a las 04:04 hrs.

Tomás Sánchez

Tomás Sánchez

Chile enfrenta una gran oportunidad oculta en sus empresas medianas, aquellas que venden entre US$ 4 millones y US$ 40 millones. Aproximadamente 15 mil empresas que generan cerca del 8% del PIB y emplean al 25% de la fuerza laboral, pero permanecen en un punto ciego estratégico para nuestro desarrollo. A su vez, al pensar en exportaciones vemos que más de la mitad es cobre y el resto es la mayoría celulosa, salmón, vino y fruta, dominio de grandes empresas. Es decir, las empresas medianas en la práctica no exportan.

Entonces, si le damos una vuelta ¿Qué pasaría si las empresas medianas en si se convirtieran en exportaciones no tradicionales mediante ventas estratégicas a inversionistas extranjeros?

“Cuando una firma mediana es adquirida por una compañía extranjera, ocurre una exportación de talento, conocimiento y valor. El empresario obtiene una recompensa y adquiere la capacidad financiera para invertir nuevamente en Chile”.

Cuando una empresa mediana es adquirida por una compañía extranjera, ocurre una verdadera exportación de talento, conocimiento y valor. El empresario obtiene una recompensa por años de esfuerzo y además adquiere la capacidad financiera para invertir nuevamente en Chile, multiplicando así su impacto. No es solo reinversión, es conocimiento sobre cómo construir una empresa, escalarla y venderla. Es un proceso punta a punta de creación de valor y exportación, que, replicado a escala, le podría cambiar la cara al país.

Además, la empresa vendida se integra a redes internacionales que facilitan el acceso a tecnologías avanzadas, mejores prácticas operativas y capital en condiciones favorables. Esto incrementa la productividad, eleva el nivel profesional del capital humano local, y provoca un efecto multiplicador en el ecosistema empresarial.

La alternativa igualmente virtuosa, es la fusión con otras medianas, y la consolidación de grupos económicos emergentes. La ganancia en economías de escala, mejora en gobiernos corporativos, sinergias en back-office y acceso a mejor financiamiento, son activos concretos que potencian a estas empresas, y distribuyen valor económico en forma sustentable. La apertura de family office a dar pasos fuera de instrumentos financieros, tangibiliza la oportunidad de que estos activos, al tener una menor demanda, presentan mejores retornos. Proyectos que implican arremangarse las mangas, pero que por lo mismo trae más satisfacción y rentabilidad. 

Dicho lo anterior, existe otro aspecto crítico: muchos empresarios medianos enfrentan un dilema generacional complejo. Al cumplir 60 años descubren que sus hijos no están interesados en continuar con el negocio familiar. ¿Qué hacer con la empresa? Cerrarla significa pérdidas de empleos y patrimonio; transferirla a los empleados es complejo y económicamente poco atractivo; venderla parece lógico, pero no siempre hay claridad sobre cómo hacerlo bien. Este fenómeno abre una ventana enorme para fusiones y adquisiciones, pero también expone la necesidad de preparación previa: desde mejorar la estructura corporativa hasta ajustar procesos internos que faciliten un due diligence exitoso.

Para que Chile aproveche esta oportunidad, debemos transformar esta conversación en una prioridad nacional. Necesitamos incentivos tributarios claros para quienes reinviertan recursos frescos provenientes de ventas empresariales y facilitar mecanismos como los stocks options para atraer y retener talento clave en estas medianas empresas.

Es hora de que Chile deje de ignorar el potencial latente de sus empresas medianas. Si lo hacemos bien, estas operaciones podrían convertirse en el motor silencioso de una nueva era de crecimiento económico y prosperidad empresarial.

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