El mercado del cemento en Chile está a las puertas de un cambio estructural. Si la belga Carmeuse Holding concreta el lanzamiento de la oferta pública de adquisición de acciones (OPA) que anunció para quedarse con Cementos Bío Bío (CBB) -y esta resulta exitosa-, el sector pasará a estar mayoritariamente controlado por capitales extranjeros.
Hoy, la industria del cemento en Chile está concentrada en tres grandes actores: Polpaico Soluciones, CBB y Melón, que en conjunto representan el 86% de las ventas de este material del país, equivalentes a unas 4,3 millones de toneladas anuales.
Al cierre de 2024, Polpaico lideró el mercado con 1,4 millones de toneladas, alcanzando un 34% de participación. Le siguió CBB, con 1,2 millones de toneladas (28,3%), y luego Melón, que vendió poco más de 1 millón de toneladas, es decir, cerca del 24,2% del mercado.
Aunque las tres compañías fueron fundadas por inversionistas nacionales, su propiedad se ha ido transformando. En 1971, Melón y Polpaico pasaron a manos de Corfo y, posteriormente, cuando fueron privatizadas quedaron bajo control extranjero.
Polpaico fue adquirida por la suiza Holcim en 1975 y permaneció bajo su control hasta 2017, cuando el grupo Hurtado Vicuña la compró, devolviéndola a manos nacionales. Melón, en cambio, pasó a la británica Blue Circle Industries en 1979 -posteriormente absorbida por la francesa Lafarge- y finalmente fue comprada en 2009 por el grupo peruano Brescia, que se mantiene como controlador.
CBB había sido la excepción. Fundada por la familia Briones, se mantuvo bajo control chileno desde sus inicios. Pero la OPA de Carmeuse podría cerrar ese capítulo. Si logra el 66,67% de las acciones, la gran cementera nacional también pasará a manos extranjeras.
El nuevo mapa
Actualmente, algo más del 60% del mercado del cemento en Chile está controlado por capitales chilenos, principalmente a través de Polpaico Soluciones y CBB. Sin embargo, la eventual entrada de la belga Carmeuse Holding en el control de Cementos Bío Bío reducirá esa proporción a poco más del 30%.
La participación de Carmeuse se sumará a la del grupo peruano Brescia -controlador de Melón-; y detrás de estas dos grandes firmas figura otra empresa peruana, Unacem, con cerca del 11% del mercado, configurando un nuevo escenario en el que el 64% de la industria quedará en manos extranjeras. El resto corresponde a empresas más pequeñas, como la nacional Cementos Transex, y a material importado.
Desde los ojos de Humphreys, la entrada de este nuevo actor al mercado cementero chileno podría tener implicancias tanto a nivel local como regional.
“No es totalmente descartable que su experiencia operando en distintos mercados podría traducirse en mayores niveles de eficiencia operativa y optimización de procesos, lo que eventualmente podría derivar en una estructura de costos más eficiente y, en consecuencia, en precios más competitivos dentro del sector, considerando además el crecimiento y buenos resultados que ha mostrado la compañía en los últimos años”, indicó el analista de Humphreys, Patricio Del Basto.
Adicionalmente, Del Basto señaló que la incorporación de un grupo global podría fortalecer la posición de Cementos Bío Bío y el acceso a las fuentes de financiamiento facilitando su expansión hacia otros mercados internacionales, lo que apoyaría la mayor diversificación de la compañía.
“No obstante, el impacto concreto dependerá de la estrategia que adopte la compañía bajo su nueva administración, así como la reacción de la competencia”, concluyó.