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Un ineludible comentario sobre el TPP

Eduardo Rodríguez Guarachi Ex Encargado de Negocios en Indonesia y Singapur y ex Embajador en Japón

Por: Eduardo Rodríguez Guarachi | Publicado: Miércoles 30 de marzo de 2016 a las 04:00 hrs.
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El 4 de febrero pasado el canciller Heraldo Muñoz firmó en Nueva Zelanda, el Trans Pacific Partnership (TPP), al cual se le denominó como “el tratado de libre comercio más grande de la historia”, debido a que los doce países signatarios contribuyen con 40% del PIB del mundo y con cerca de 812 millones de habitantes. Pese a que Chile tiene tratados comerciales con todos sus miembros, su incorporación en este acuerdo asegura una mejor participación comercial y la preservación de los mercados que ha consolidado desde la década de los noventa. Aunque nuestro país no obtendrá grandes beneficios derivados del desgravamen impositivo, el TPP establece los más altos estándares para perfeccionar áreas importantes para el desarrollo nacional, como: empresas del Estado, disposiciones anticorrupción, coherencia regulatoria, competencia, pequeñas y medianas empresas, innovación, telecomunicaciones y procesos aduaneros.

El proceso que llevó a la suscripción de este convenio comercial multilateral se extendió por cinco años, fue complejo y motivó en nuestro país comentarios y opiniones contrapuestas. Probablemente, se trata del tratado firmado por Chile recientemente, que ha generado más controversia interna. Y ésta, sin duda, continuará. Desde su firma, los congresos de cada país dispondrán de dos años para su aprobación, tiempo suficiente como para que los parlamentarios sometan su contenido a un necesario y severo escrutinio. Se ha de tener presente, sin embargo, que para que el acuerdo entre en vigor, bastará que esté ratificado por los países que representen un 85% del PIB total de los suscriptores.

No es fácil su comprensión cabal pues es extensísimo y de temática muy amplia. Nuestro Gobierno debería implementar un programa comunicacional, junto a todos los sectores involucrados, destinado a explicitar las virtudes de este acuerdo comercial, el cual sitúa a Chile en la instancia que establecerá las normas del comercio internacional para las próximas décadas.

Sin duda, el TPP responde a la nueva realidad del comercio internacional, donde los temas arancelarios han perdido fuerza, tomando su lugar los elementos referidos a las condiciones para el ingreso a los mercados. A título de ejemplo, este pacto obligaría a Vietnam a permitir la creación de sindicatos independientes. Asimismo, exigirá que los trabajadores de los países miembros tengan un salario mínimo. Por otra parte, este tratado, por primera vez incorpora un capítulo que beneficiará a las pymes, incluyendo diversos mecanismos que impulsarán su inserción internacional. Como es sabido ampliamente, Chile es una de las economías más abiertas del mundo, con 25 acuerdos comerciales que abarcan a 64 países. Nuestro arancel promedio es menor al 1%. El de los 11 miembros del TPP es 0, lo que indica que los productores nacionales no se enfrentarán a una competencia mayor que exponga el mercado nacional. Chile por su tamaño, necesita exportar, importar barato, atraer inversiones, crear empleos y llevar la inversión a I+D, objetivos propiciados por el TPP.

Las críticas a lo convenido, se han remitido a lo siguiente:

El secretismo de las negociaciones. Particularidad que es común a la génesis de todos los tratados comerciales. Hoy el acuerdo es ya público, por lo que podrá ser analizado ampliamente. Lo relevante es que para su ratificación, deberá ser discutido y votado por el Congreso Nacional. Estados Unidos buscaba que se concedieran 12 años de protección a la propiedad intelectual sobre los medicamentos de última generación. Ello habría perjudicado la producción de medicamentos genéricos en los demás países y aumentado los costos en salud. En definitiva, se concordó que dicho plazo será de solo cinco años, similar al de la legislación chilena.

Otro aspecto significativo es que el tratado autorizara “acumular origen”, lo cual permitirá la participación de Chile en las cadenas de valor. Es decir, los productores podrán importar insumos desde los países del TPP para elaborar sus productos, sin perder su certificación de origen.

El acuerdo igualmente, elevará los estándares en materias sanitarias y fitosanitarias y uniformará los procedimientos aduaneros, todo lo cual reducirá costos comerciales.

Chile no puede olvidar el proceso de globalización avanza de manera inexorable y que nuestra economía se sustenta en el comercio exterior. La única forma de enfrentar esta realidad y de la que se puede obtener beneficios para la sociedad en su integridad, es en virtud de convenios inteligentemente pactados, como lo ha sido éste. Estamos obligados a perfeccionar nuestra inserción internacional y tener presente que en un lugar de este camino el desarrollo aun nos espera pero no sabemos hasta cuándo.

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