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Un llamado a corregir, no a refundar

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l viernes pasado publicamos una entrevista que concedió a Diario Financiero el execonomista jefe del FMI Raghuram Rajan, autor del comentado libro “El tercer pilar”, en el cual argumenta que la defensa del capitalismo —según él, el sistema más efectivo para “repartir oportunidades y combatir la pobreza”— debe ir de la mano con nuevos enfoques que se hagan cargo tanto de sus falencias, como de los desafíos económicos y sociales del siglo XXI.

Rajan desarrolla y actualiza muchas de las ideas de su famosa obra “Salvando el capitalismo de los capitalistas” (2004), escrito junto a Luigi Zingales, y todo ello se inserta en una refrescante corriente intelectual —fundamentalmente surgida en el mundo anglosajón— que busca corregir fallas e inequidades del sistema económico, sin que ello implique poner en duda los pilares de la democracia y el libre mercado.

Nuestro país tiene buenas razones para seguir de cerca este debate, pues parte importante del debate nacional reciente se ha centrado en elementos que —en diversos ámbitos y maneras— cuestionan nociones centrales del modelo capitalista, como el lucro, la competencia, la libertad de precios, o la libre elección, entre otros. La advertencia de Rajan es tan válida acá como en otros países: “el populismo es útil en plantear las preguntas adecuadas, pero ofrece las respuestas equivocadas”. En particular, es imperativo evitar el retorno a ideas probadamente equivocadas, como las puestas en práctica por los socialismos reales del siglo pasado: “Es difícil lograr democracia sin mercados vibrantes y libres (…) Nunca ha habido una economía socialista democrática”.

Podría decirse que se trata de un enfoque contrario al de la “retroexcavadora”, pues sostiene que el capitalismo admite reparaciones, pero no debe ser remplazado de raíz. En el fondo, es un llamado a construir sobre lo ya edificado. Este es el camino que Chile siguió por mucho tiempo y que permitió avances económicos y sociales sin precedentes. Quienes son partidarios de desandar esa ruta, o se arrepienten de haberla transitado, van en sentido contrario al progreso.

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