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Columnistas

¿Una guerra de divisas accidental?

Mohamed A. El-Erian

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 19 de febrero de 2015 a las 04:00 hrs.

Seis años y medio tras el comienzo de la crisis financiera global, los bancos centrales de las economías tanto emergentes como desarrolladas siguen llevando a cabo políticas monetarias caracterizadas por un activismo impredecible y sin precedentes.

Esta nueva ronda de enérgicas medidas de los bancos centrales refleja la persistencia de las inquietudes sobre el crecimiento económico. A pesar de un nivel de estímulo monetario que antes habría sido impensable, el producto global sigue estando muy por debajo del potencial, y el potencial mismo se encuentra en riesgo de ser eliminado.

Para empeorar las cosas, los débiles niveles de demanda y el sobreendeudamiento están aumentando la preocupación de que se produzca deflación en la eurozona y Japón. Previendo una baja en los precios, los hogares podrían posponer sus decisiones de consumo y las compañías diferir sus inversiones, empujando a la economía a una espiral descendente de la cual sería muy difícil salir.

Si la escasa demanda y los altos niveles de deuda fueran los únicos factores en juego, la última ronda de estímulo monetario sería correcta términos analíticos. Pero no lo son: sigue habiendo importantes barreras al crecimiento económico a las que no se ha dado respuesta, y los bancos centrales no pueden hacerlo por sí solos.

Para comenzar, los bancos centrales no cuentan con los componentes estructurales (por ejemplo, inversiones en infraestructura, mercados laborales más eficaces y reformas presupuestarias que estimulen en crecimiento) necesarios para generar una recuperación más sólida y sostenida.

Tampoco pueden solucionar el desequilibrio de demanda agregada (es decir, la disparidad entre la capacidad y la voluntad de gastar de los hogares, las compañías y los gobiernos), ni eliminar los casos de excesivo endeudamiento que inhiben la inversión y el desarrollo.

No es de sorprender que los instrumentos de política monetaria se hayan vuelto cada vez menos fiables para generar crecimiento económico, una inflación regular y estabilidad financiera. Los bancos centrales se han visto obligados a seguir un tipo de política muy alejada de lo ideal, entre otras cosas porque corren el riesgo de dar origen a uno de los elementos de suma cero de una guerra de divisas no declarada.

Con la notable excepción de la Fed, los bancos centrales temen demasiado que la apreciación de sus divisas afecte la competitividad de sus compañías locales como para intervenir; de hecho, muchos de ellos están tomando medidas para debilitar sus monedas.

Está claro que no todas las monedas se pueden depreciar entre sí al mismo tiempo, pero la actual serie de medidas puede proseguir por un tiempo, a pesar de estar lejos de ser óptimas, siempre y cuando se cumplan dos condiciones.

La primera condición es que Estados Unidos siga estando dispuesto a tolerar una fuerte apreciación del tipo de cambio del dólar, lo que no puede darse por sentado si tenemos en cuenta las advertencias de las compresas estadounidenses sobre los efectos de un dólar fuerte sobre sus ganancias, por no mencionar los signos de un menor turismo interno y el deterioro en la balanza comercial.

La segunda condición para una depreciación generalizada de las monedas es la voluntad de los mercados financieros de asumir y mantener posturas de riesgo no validadas todavía por los fundamentales de la economía. Y esto no es fácil cuando los bancos centrales (el mejor amigo de facto de los mercados financieros últimamente) adoptan medidas para estimular grandes tomas de riesgos financieros como manera de estimular una toma de riesgos en la economía productiva Dado el peligro que esto implica, cabe esperar que no ocurra.

En cualquier caso, tarde o temprano los bancos centrales tendrán que ir retrocediendo. La pregunta es cuánto costará cortar la adicción de la economía global a los ajustes parciales de política monetaria, y si caer en una guerra de divisas aceleraría el proceso.

Copyright Project Syndicate 2015

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