La elección presidencial de este año estará marcada por las propuestas de los candidatos para enfrentar la crisis de seguridad y de crecimiento económico que atraviesa el país.
Jeannette Jara, ganadora de la primaria oficialista de este fin de semana, ha señalado que su eventual Gobierno tendrá como prioridad recuperar la capacidad de crecimiento, lo cual es una buena noticia. En su programa propone un modelo de desarrollo basado en la demanda interna como uno de los tres ejes fundamentales. Los otros dos ejes son barrios dignos y ciudadanía plena. En el breve párrafo en el que se explica la estrategia, señala que “esto implica aumentar los ingresos de las familias mediante políticas de fortalecimiento del empleo, negociación colectiva, aumento sostenido del salario mínimo, y participación democrática en las decisiones económicas”.
Es decir, al hablar de demanda interna se piensa principalmente en solo uno de sus componentes. La estrategia propuesta se basa en impulsar el crecimiento del PIB mediante el consumo privado, no mediante la demanda interna, que también incluye la inversión y el consumo de Gobierno. Aunque para ser justo, en otras intervenciones en que se explica la propuesta, también se menciona la inversión pública. La inversión privada, en cambio, se omite.
Las políticas de estímulo a la demanda funcionan cuando son aplicadas en contextos de crisis económicas que afectan la confianza, el acceso al crédito y el empleo. Estas crisis normalmente son transitorias y requieren una respuesta de la misma naturaleza y proporcional al tamaño del shock. Conocemos una experiencia reciente en que la suma de excesivos estímulos a la demanda, incluyendo los retiros de fondos previsionales, terminó por sobre estimular la economía, elevando la inflación y las tasas de interés a niveles muy costosos.
Chile necesita crecer más sostenidamente para recuperar su capacidad de crear empleos, retomar el camino al desarrollo, mejorar la calidad de vida de las familias y generar recursos para el financiamiento responsable de las políticas sociales. La evidencia muestra que el bajo crecimiento responde al estancamiento de la productividad, a la insuficiente inversión -especialmente privada- y al bajo aporte de la fuerza de trabajo ajustada por capital humano. En consecuencia, las medidas necesarias para aumentar el crecimiento potencial son políticas de oferta, no de demanda. Es necesario cerrar las brechas de participación laboral, mejorar la calidad de la educación y la capacitación de la fuerza de trabajo, además de seguir impulsando la apertura comercial, el desarrollo del mercado de capitales, la competencia y la flexibilidad de los mercados.
Aunque todos los candidatos han incorporado el crecimiento económico en su discurso de campaña, la credibilidad y el respaldo empírico de las propuestas debe ser sometido al escrutinio público en los meses de campaña que quedan. Después será demasiado tarde.