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Editorial

Capital humano en la era de la IA

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 8 de agosto de 2025 a las 04:00 hrs.

En un mundo donde las tecnologías avanzan en forma vertiginosa, la educación se encuentra en una encrucijada histórica: ¿estamos preparados para integrar la Inteligencia Artificial (IA) en nuestros sistemas educativos y transformar el aprendizaje? Aunque millones de personas en el mundo educativo ya utilizan herramientas basadas en IA, menos del 10% de las instituciones a nivel global cuentan con políticas formales sobre su uso y en Chile el desarrollo aún es incipiente, en un contexto donde la adopción de inteligencia artificial en los procesos de formación y aprendizaje marcará las diferencias estructurales en crecimiento, generación de empleo, innovación y dependencia tecnológica.

La adopción de IA en formación y aprendizaje marcará diferencias estructurales en crecimiento, empleo, innovación y dependencia tecnológica.

En un reciente reportaje de DF, cuatro universidades nacionales dieron cuenta sobre cómo sus planteles están incorporando la IA en sus procesos formativos, bajo una óptica de adaptación estratégica institucional con foco en calidad, ética y pertinencia disciplinar. Se trata de una visión que aúna libertad académica con responsabilidad curricular, y que abre el camino hacia una integración pedagógica escalonada y contextualizada, necesaria para alcanzar una transformación educativa alineada con las demandas del siglo XXI.

Estadísticas del Foro Económico Mundial dan cuenta de que el 50% de los trabajadores globales requerirá recapacitación en tecnologías digitales e IA antes de 2027. Sin embargo, la Unesco da cuenta de que en la actualidad no más de 15 países han incluido objetivos de educación en IA en sus currículos nacionales y solo 7 países han desarrollado programas de formación docente específicos en inteligencia artificial.

Por otro lado, datos del Banco Mundial y la OIT reflejan que en América Latina entre el 26% y el 38 % de los empleos podría verse expuesto a la inteligencia artificial generativa (IAGen), la que podría mejorar la productividad de entre el 8 % y el 14 % de los puestos de trabajo de la región. No obstante, aunque cerca de 17 millones de empleos podrían ser beneficiados persisten brechas estructurales en acceso digital que limitan su adopción.

En este marco, Chile goza de una mejor posición relativa: lidera el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA 2024), elaborado por Cepal y Cenia, con 73 puntos de un total de 100, seguido por Brasil (69) y Uruguay (65). Y, desde esta perspectiva, la implementación correcta, oportuna y asequible de procesos de formación y aprendizaje que incorpore IA puede brindar la oportunidad de mejorar sustancialmente la calidad del capital humano, la inserción laboral y la competitividad nacional.

Por el contrario, postergar la integración efectiva de la IA en la educación superior y técnico-profesional puede suponer un riesgo estructural. La capacidad de sostener el crecimiento económico, aumentar la productividad en sectores estratégicos y reducir la dependencia tecnológica externa dependerá, en buena medida, de formar personas capaces de entender y aplicar estas herramientas en contextos locales. Desde la minería y la agricultura hasta los servicios y la salud pública requieren de competencias, criterios éticos y capacidades técnicas que permitan al país posicionarse como productor —y no solo consumidor— de soluciones basadas en inteligencia artificial.

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