Editorial

El foco en las mujeres, todas las mujeres

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Hoy se conmemora un nuevo Día de la Mujer a nivel internacional, una fecha que ha ido cobrando presencia, justamente, a medida que se van consolidando avances en participación femenina en diversos ámbitos de la sociedad, desde la política y los asuntos públicos, a las profesiones y los negocios.

Estos avances son, en líneas generales, aun claramente insuficientes en consideración a la proporción de mujeres en la población, que equivale más o menos a la mitad. Y también son indudablemente dispares en una perspectiva mundial, pues así como hay países donde las mujeres van logrando mayores tasas de presencia e influencia -y algunos donde no hay grandes diferencias con los hombres-, existen otros donde éstas parecen estancadas o incluso en retroceso (el caso de Afganistán, por ejemplo, es especialmente doloroso e indignante).

La preocupación por la equidad de género debe abarcar a todos los ámbitos, pero en especial aquellos donde están las mujeres más vulnerables.

En Chile, los progresos en las últimas décadas son evidentes, si bien todavía parciales e insuficientes. Con todo, la equidad de género es una preocupación que está instalada en la sociedad chilena, donde hay consenso en que se deben seguir buscando mecanismos para promover la participación femenina en más ámbitos. El tipo de mecanismos es sujeto de debate, por cierto -lo que es saludable en una sociedad democrática que da cabida a la diversidad de opiniones y a la libertad de pensamiento-, pero no el objetivo.

Existe, sin embargo, un riesgo que no debe ser pasado por alto, y es que la discusión se centre exclusivamente en la presencia de mujeres en espacios de poder, por ejemplo, los directorios de empresas. La inmensa mayoría de las personas -hombres o mujeres- no participa de esas instancias, por lo que no hay que centrarse sólo en ellas, y más bien dar prioridad a las muchas otras áreas que también se enriquecerían con una mayor presencia femenina.

La preocupación por la equidad de género debe abarcar a todos los sectores -en temas como empleo, coparentalidad, cuidado de adultos mayores, brecha salarial y otros-, pero en especial aquellos donde están las mujeres más vulnerables. Porque las ganancias en ese espectro más amplio lo serán, necesariamente, para toda la sociedad.

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