Foco en la recaudación fiscal: ¿y la eficiencia, cuándo?

Según consignó este diario ayer, los presidentes de Chile Vamos le han comunicado al ministro de Hacienda que no apoyarán alzas de impuestos en el nuevo proyecto de reforma tributaria en el que trabaja el Gobierno, luego de que el primero fuera rechazado por la Cámara de Diputados. Lejos de ser una actitud obstruccionista hacia dicha reforma, la decisión opositora parece coherente con noticias recientes en el ámbito tributario.

Parece acertado que Chile Vamos ponga más énfasis en la eficiencia del gasto fiscal, que en seguir aumentando la recaudación.

Por ejemplo, la idea de un impuesto al patrimonio -presentada originalmente por el Ejecutivo como un eje clave de su reforma- ha ido perdiendo apoyo incluso al interior del oficialismo, no sólo por la evidencia internacional sobre su escasa efectividad desde el punto de vista de una mayor recaudación, sino por la cada vez más transversal percepción de que el contexto económico de corto y mediano plazo vuelve muy inconveniente cualquier señal que reduzca el atractivo de Chile para las inversiones, como sin duda ocurriría con ese tributo.

Además, la reciente aprobación del royalty minero, unida al anuncio de la Política Nacional del Litio, aseguran fuentes adicionales de ingreso al Fisco. Parece acertado, entonces, que Chile Vamos busque poner más énfasis en la eficiencia del gasto fiscal, o en formas de reducir la evasión y la elusión, que en seguir aumentando la recaudación.

Es llamativa, de hecho, la escasa presencia en la agenda pública de un debate a fondo sobre cómo utiliza el Estado los recursos con los que cuenta y sobre las maneras de mejorar dicho uso, más allá de sólo constatar que existen programas mal evaluados, o que derechamente malgastan el dinero de los contribuyentes.

Sucesivos gobiernos han mostrado una notoria reticencia a abordar el problema de fondo, que es la modernización y profesionalización del aparato estatal, algo que suele permanecer en la discusión académica, sin nunca permear en la práctica la discusión política ni electoral. Allí radica una debilidad de la estrategia de desarrollo para Chile mucho más determinante que el monto de la recaudación fiscal.