Editorial

Fortaleza institucional para la solidez bancaria

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La industria bancaria tiene un rol clave en la economía como vía relevante de financiamiento tanto para personas como empresas. Esta oferta la pueden realizar porque los bancos crean un punto de encuentro entre ahorrantes e inversionistas, permitiendo incluso que ahorros de corto plazo puedan financiar inversiones de largo plazo.

Asimismo, las instituciones bancarias tienen un rol muy relevante en la cadena de pagos, proveyendo de liquidez a los agentes económicos y así facilitando las transacciones financieras y el intercambio de bienes y servicios.

Mantener los márgenes para el dinamismo de la industria y a la vez detectar debilidades es una tarea permanente.

Ahora bien, hay riesgos inherentes a la actividad bancaria debido a la dependencia de dineros de terceros, por lo cual las instituciones están expuestas a eventuales desajustes entre sus activos y pasivos, lo que puede generarles problemas de solvencia. En el muy interconectado sistema actual eso podría contagiar al resto del sistema, tal como se observó con la reciente quiebra de algunos bancos americanos.

Este y otros riesgos han sido considerados a través de sucesivas modernizaciones de la regulación chilena, a partir de la Ley General de Bancos de 1986, que realizó la reforma estructural para evitar que la debacle previa de nuestros bancos pudiera volver a repetirse. Asimismo, la reforma de 1997 incorpora requerimientos de capital de Basilea I, así como la crisis subprime nos lleva a que Basilea II sea establecida.

En la actualidad, no sólo los bancos están incluidos en esta supervisión, ya que las cooperativas de ahorro y crédito de mayor tamaño también deben reportar periódicamente al regulador. Estas exigencias permitieron que, por ejemplo, antes de la violencia del 18-O y los retiros previsionales, se ofrecieran créditos hipotecarios en condiciones competitivas incluso para países desarrollados.

En conclusión, la Comisión para el Mercado Financiero, ya con Basilea III, y el Banco Central son los guardianes de nuestro ecosistema, que probablemente es el más robusto de América Latina, gracias a una política de Estado que con perseverancia ha realizado las reformas requeridas. Sin embargo, ello no implica que la tarea esté finalizada, ya que mantener los márgenes para el dinamismo de la industria y a la vez detectar debilidades es una tarea permanente, sobre todo, al surgir algunas de estas últimas de ámbitos más lejanos de las finanzas y más cercanos a la política.

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