Editorial

Inversión a la defensiva

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El Banco Central estimó que la inversión fija crecerá 1,9% el 2015, cifra bastante débil considerando que la inversión pública aumentará 26% anual. Esta proyección refleja ya sea que la inversión privada crecerá levemente y que el Fisco no será del todo eficiente en la ejecución del gasto público en capital, o que la inversión privada no crecerá nada o decrecerá y la ejecución fiscal del gasto de capital será total, lo cual compensaría la caída en la inversión privada. Lo más probable es que observemos el primer escenario, toda vez que hasta la fecha el Fisco se ha mostrado deficitario, especialmente en educación y salud.

Recae, por tanto, sobre el sector privado el que se logre retomar un mayor ritmo de crecimiento, pero para ello es clave cambiar el clima. Una suerte de antítesis de lo que fue el año 2014. En efecto, la reforma tributaria elevó los requisitos de rentabilidad necesarios para desarrollar inversiones, desincentivando la realización de proyectos; la reforma educacional en trámite ahuyenta el desarrollo de proyectos educativos; y la anunciada reforma laboral contribuye a aumentar el riesgo de proyectos productivos intensivos en mano de obra. El contenido y la ausencia de acuerdos transversales han afectado la confianza de inversionistas y empresarios.

La única excepción ha sido el sector energético, donde se vislumbra un mejor panorama de inversión precisamente porque se han dado señales concretas hacia el sector privado. Ello revela que el tan repetido concepto de alianza público-privada solo será una realidad cuando la autoridad se convenza que debe generar las condiciones necesarias para que los privados estén dispuestos a arriesgar sus recursos.

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