Editorial

La creciente apuesta por el litio

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En momentos en que algunos sectores claman por “superar” la matriz extractivista de Chile, que consideran una suerte de condena al subdesarrollo, es interesante revisar el interés que está generando el litio entre actores nacionales y extranjeros como material de futuro. Y, por cierto, enfatizar el potencial de este mineral -clave en las energías renovables y otras tecnologías- para ser un factor que impulse el crecimiento y el desarrollo, como en su momento lo hizo el salitre y actualmente lo hace el cobre. Varios ejemplos ilustran dicho interés.

Según ha consignado Diario Financiero, la agenda del vicepresidente ejecutivo de Corfo ha estado muy ocupada por el litio, realizando nueve reuniones a la fecha con diversas empresas del rubro, tanto chilenas como extranjeras.

Por otro lado, el vicepresidente del gigante chino Tsingshan Holding Group adelantó, en entrevista con este diario, que su empresa pretende invertir no solamente en la extracción del litio chileno, sino en su industrialización, con un monto inicial que podría rondar los 2.000 millones de dólares. Además, un joint venture entre el fondo asiático Simbalik y el grupo Errázuriz planea producir 22.000 toneladas de hidróxido de litio en el Salar de Maricunga hacia 2025.

Adicionalmente, el canciller alemán visitó recientemente Chile -el segundo productor mundial después de Australia- buscando aumentar la participación de empresas de su país en la producción nacional de litio, que hoy se dirige primordialmente a China.

Cabe recalcar que el litio jugó un rol importante en el superávit de las cuentas fiscales chilenas en 2022 -el primero en una década-, al punto de que el Consejo Fiscal Autónomo entregó recomendaciones sobre cómo ahorrar los recursos extraordinarios que ha percibido el Fisco gracias al mineral. Así, aunque es positivo que el ministro de Hacienda haya confirmado a fines del año pasado que en su explotación seguirá habiendo espacio para los privados, la conveniencia -y menos aun, la necesidad- de la Empresa Nacional del Litio que podría anunciarse en marzo resulta todavía más discutible.

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