Editorial

Lecciones que deja el resultado electoral

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En la presente edición, el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril hace una afirmación que no debiera dejar indiferente al mundo político, sobre todo a quienes ocupan espacios de decisión en la institucionalidad, tanto a nivel Ejecutivo y Legislativo, como en la trama de partidos políticos.

En efecto, el dirigente empresarial sostiene en la citada entrevista que “en esta elección fueron derrotados un diagnóstico, una forma de hacer las cosas y una orientación política”. Se trata de una frase que apunta a la médula del debate abierto tras el balotaje del domingo, en el sentido de que el amplio triunfo del candidato de la centroderecha, cosechado además con una alta participación electoral, es un disparo a la línea de flotación de quienes han argumentado en forma casi majadera y por años que Chile se encontraba al borde de un estallido social catalizado por un profundo malestar con el modelo económico.

Si algo ha quedado en evidencia en esta segunda vuelta, es que dicho diagóstico es a lo menos una exageración y que lo que ha sido refrendado en las urnas, es que una mayoría de ciudadanos lo que espera es una conducción política que mantenga el rumbo de las últimas décadas, en donde al alero de acuerdos y consensos, se ha ido perfeccionando un sistema económico y político que a permitido a millones de chilenos salir de la pobreza y poder participar más activamente en las decisiones fundamentales del país.

Lo anterior no quiere decir que no haya espacios de perfeccionamiento. Al contrario. El mensaje de los electores es que la dinámica de cambios y ajustes debe ser una que construya sobre lo ya logrado, en lugar de destruir sus cimientos.

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